Mientras caminaba de vuelta en la carretera, Anon se sentía extraño, en su largo viaje no había hecho más que lamentarse e intentar ahogar el pasado con alcohol y cigarrillos, nada de ello había funcionado, nada de ello lo hacía sentir mejor, y ahora que había entregado las cartas de todos sus amigos… se sentía vacío. Pero no todo fue malo, una vez se despidió de la mujer, está la detuvo una última vez, para su sorpresa, le hiso entrega de una maleta de tamaño relativamente grande que contenía todas las cosas de su esposo, de Anthony. Decidió no preguntar el por qué estaba todo en una maleta, simplemente se limitó a escucharla; según ella, no podía soportar más tener sus cosas, cada vez que las veía le hacían recordar a él. Al final, decidió aceptar el "Regalo", era lo mínimo que podía hacer por ella Antes de que el de que exmilitar pudiera marcharse algo raro sucedió, la mujer lo volvería a detener, parecía querer decirle algo, pero al final simplemente lo dejo y se despidió de este. Ignorando aquel suceso, al menos ahora podría tener algo ropa, lo único que él podía llamar su "Ropa" era lo que tenía puesto y un uniforme militar guardado en su bolso con el que enterró a todos sus amigos. Al darse cuenta que estaba nuevamente ahogado en sus pensamientos, sacudiría levemente la cabeza y se fijaría nuevamente hacia el frente, a lo lejos pudo ver un gran cartel que le daba la bienvenida. "Bienvenidos a Volcadera Bluffs" Nunca le gustó la idea de volver, intento las más posible el si quiera no volver a pensar en esa ciudad, pero tuvo que hacerlo al final y al cabo, la esposa de Anthony vivía a las afueras de la ciudad después de todo. Una vez frente al cartel, se preguntaba si es que era una buena idea volver a entrar ahí, su únicos recuerdos de la ciudad no eran precisamente agradables y no quería volver a reencontrarse con sus "viejos amigos" de la preparatoria, en ese momento un rostro borroso cruzó en su mente y se dio cuenta que incluso después de cuatro años, después de aquella matanza aún no había logrado superar ciertas hechos, ciertos errores de su pasado. De todos modos, no podía dar la vuelta, la civilización estaba solo a un par de kilómetros de distancia, retroceder no haría más que complicar su ya de por si complicada situación económica, podía seguir cazando animales en el bosque como lo había estadio haciendo a lo largo de su viaje, pero ya estaba cansado, al menos quería poder dormir una vez más en una verdadera cama y no sobre un montón de hojas secas. La caminata duraría más de lo esperado, ya con el cielo oscureciéndose, Anon se encontraba en lo que sería el medio de la ciudad, la mayoría de los transeúntes eran dinosaurios, los mismo que lo miraban como si se tratase de un bicho raro (La chaqueta ciertamente llamaba la atención), o alejándose de él mientras se tapaban su hocico, no podía culparlos, no es como si hubiera podido encontrar muchas duchas en su camino. De todas formas, siguió con su camino en búsqueda de algún hotel en donde quedarse la noche, sabía que por esas zonas no encontraría un lugar reconfortarle con el poco dinero que portaba, por lo que no tuvo más opción que recurrir a la zona más lamentable de la ciudad. Skin Row. Una vez en la zona roja de la ciudad, pudo ver que no había precisamente mejorado desde su partida, si antes parecía lamentable, ahora se veía deprimente, el número de vagabundos había aumentado; la mayoría humanos; y los edificios parecían salidos casi de una guerra, casi, él podía diferenciarlo. Su larga caminata tardaría lo suficiente como para que el cielo se oscureciera por completo, pero eso lo llevaría a un edifico de tres pisos, el letrero de luces neones que amenazaba con caerse o generar algún tipo de corto circuito señalaba que era un hostal, al momento de ingresar pudo percibir el olor a cigarrillos y perfume barato, era claro con que fines usaban este lugar. Antes de que pudiera arrepentirse, Anon se acercaría donde parecía estar el que atendía ese agujero de mala muerte, era una dinosaurio, agachado en búsqueda de alguna cosa en los cajones inferiores. —Buenas noches… —Un momento por favor... ¡Ay! — Al momento de levantarse se golpearía con un cajón que aún seguía abierto— Cajón de mierda… Si dígame, ¿Que desea? —Preguntaría cerrando con fuerza el cajón en forma de venganza. — ¿Algún cuarto libre? Para su suerte si hubo un cuarto libre, una vez se dio la paga respectiva y luego de subir las escalares con la llave en mano, abrió la puerta de su nuevo hogar, al instante le recordó un poco a su departamento de estudiante, pero aún más viejo, de todo modos no es como si pudiera quejarse, la noche ahí costaba lo suficiente como para no gastar sus pocos fondos que en ese momento tenía y debía de reponer. Un rápido tour por la habitación le mostro todo lo que el cuarto le ofrecía: un balcón, una cama, un televisor, un ropero con unos cuantos ganchos de ropa de alambre, una especie de cajón y un baño con ducha incluida, demasiado bueno para el precio… La administradora también le comento que cerca de ahí había una lavandería, una forma gentil de decirle que apestaba, aunque igualmente la información le resultaba útil. Una vez inspeccionado el cuarto, procedió a vaciar el contendió de su mochila, no demasiadas cosas, el uniforme militar arrugado lo colgó rápidamente en el closet y el resto de cosas como mantas, su cantimplora y su cuchilla de caza lo guardo en el cajón. Ahora era turno de la maleta, para sorpresa de nadie, la mayoría era solo ropa y dos pares de zapato; tal parece que Anthony no tenía un gran guardarropa: la mitad consistía solo de camisas y el resto de polos, pantalones variados y uno que otro abrigo, también los guardo en el ropero. Una tarea menos, ahora con todo guardado se dirigiría al baño, una vez ahí lo primero que haría sería mirarse en el espejo, no había visto su cara tan detalladamente en mucho tiempo, siempre lo hacía en charcos, ríos o en general cualquier superficie que pudiese reflejar su imagen. Ahora frente al espejo, tocaría algunas de sus cicatrices de guerra, gracias a JesusRaptor de todas sus cicatrices, solo dos las tenía en su cara y cabeza respectivamente. Hablando de su cara, esta se veía totalmente demacrada al contrario de su fornido cuerpo, los ojos resecos y las bolsas negras que colgaban en estos como muestra de las malas noches que iba a cumulando no hacía más que combinar entre si junto a su prominente barba desaliñada. Barba la cual le resultaba interesante incluso así mismo, tal vez por esa misma razón era calvo… Una mirada más de cerca del baño hiso que encontrar un gran hallazgo, era un champú y un jabón, parecían usados, tal vez del anterior propietario, lo cual ciertamente era cuestionable, pero su higiene no era precisamente mejor que la del cuarto en general, por lo que en ese momento no le importaba; no había visto ninguna de esas dos cosas en mucho tiempo, una segunda cosa buena en el dia, demasiada coincidencia para su gusto. Luego de un rato saldría del baño mientras se secaba con una toalla que había encontrada tirada en una esquina del baño, no se cuestión en ningún momento el porqué de su ubicación, simplemente al notar que no estaba tan sucia la uso sin más. Una vez seco, volvería tirar la toalla al piso y se empezó a vestir. Al volver abrir el closet decidió escoger unos pantalones jeans limpios junto con una camisa de leñador de color roja, al probarse la ropa pudo notar como este le quedaba casi a la perfección, lo cual era un poco raro al recordar que no era suyo en un principio. Sin nada más que hacer, se echaría en la cama y encendería la televisión con un control que encontraría en el suelo. "Esta noche, la lucha de la ciudad contra la droga ha empeorado, ya que un agente especial de la DEA fue asesinado brutalmente en la estación de metro cerca de Skin Row" "Un sospechoso fue visto dejando la escena del crimen solo momentos después de que se efectuará los disparos, se desconoce de momento su identidad pero la policía advierte a la población que tenga cuidado, se cree que va armado y que es extremadamente peligroso" "Y ahora, el tiempo, los expertos advierten a la población que la peor tormenta de invierno vista en la historia podría azotar prontamente la ciudad…" Desde la perspectiva de Anon no le parecía nada interesante, sabía que skin Row era un pozo de mala muerte, un lugar en el que no se podía prosperar, solo sobrevivir, de todos modos poco importaba, el no estaría ahí por mucho tiempo, su misión había acabado, ahora podía descansar en paz y ser feliz… Ser feliz…. ¿Cómo sería feliz? Ni él lo sabía, había pasado tanto tiempo fuera que le resultaba incomodo estar en una ciudad; después de entregar cada carta terminaba en una ciudad cualquiera, en un hotel de poca monta mientras pensaba que al final… podría ser libre. ¿Libre? Como podría ser libre, la guerra había acabado y todo el mundo lo celebraba; él no, él estuvo ahí, el hiso el "trabajo" ahí, ¿Cómo podría celebrar regresar a casa? ¿Con sus amigos? Estaban muertos, él mismo había entregado sus cartas de despedida; ¿Familia?, lo odiaban… y no por ser un asesino. Lo único para lo que era bueno era… había acabado, quería odiar esa idea, pero su mente ganaba, todos esos actos… le asustaban… y aun así… despertaban en él algo oscuro… un pensamiento, una idea, una voz que no podía quitar de su mente, ¿Era acaso por ello que logro sobrevivir?, no lo sabía, tal vez no importaba, llegados a este punto ya nada importaba… después de todo, la guerra llego a su fin. ¿No? Sorpresivamente sus pensamientos se verían interrumpidos por el sonar de sus intestinos, el hambre se hiso presente y era hora de eliminarlo. Rápidamente apagaría el televisor junto con sus noticias deprimentes y buscaría un abrigo cualquiera con el que salir a la ciudad, una chaqueta de cuero tipo safari seria la afortunada. Luego de ponérsela y ver que no le incomodaba, se dirigió al cajón y sacaría su cuchilla de caza, se detuvo y luego recordó que no había ningún bosque cercano. Guardo la cuchilla y procedió a buscar su vieja billetera junto con su encendedor y una cajetilla con unos cuantos cigarrillos. Dios, ¿En serio eres tan pobre que no tienes para una billetera?, que hijo de perra… Las sabias palabras de T-Rock lo reconfortarían, esa billetera y encendedor habían sido un regalo suyo después de todo, nunca supo de donde las consiguió… o robo en medio del conflicto, pero al momento de regresar a la sociedad le resultaron realmente útiles. Luego de desbloquear dicho recuerdo sacaría también una pequeña cantimplora, al sacudirla pudo sentir que aún tenía algo de alcohol, este objeto no tenía ninguna historia interesante, simplemente se lo llevo "prestado" de un vagabundo quien "descansaba" tranquilamente debajo de un puente, nada bueno para contar en una reunión. Una vez con su equipo listo, bajaría nuevamente del conjunto de habitaciones, de vuelta al bullicio de las calles, en búsqueda de un lugar para saciar de forma "común" su hambre. Siendo Skin Row una zona peligrosa, el puesto de comida no estaban precisamente desperdigados, la mayoría se encontraban focalizados en una zona en específico, ninguno al lado del otro, no es como si hubiera demasiados después de todo. Pero eso generaba que la caminata se pusiera larga, para eso eran los cigarrillos. Luego de atravesar las calles llenas de limosneros y vagabundos y luego de encender su quinto cigarrillo del dia, Anon pudo divisar la primera tienda de comida, era un pizzería quien pareció haber tenido mejores días "Pizza Time" era su nombre. Por un momento considero entrar ahí, pero su instinto fue más fuerte, y al girar la cabeza, no muy lejos de ahí pudo divisar un cartel del cual podía leerse "BEER". Desde su perspectiva, la pizza podía esperar, el alcohol se encontraba en una escala mayor en su pirámide de necesidades básicas, junto con el cigarrillo. Una vez dentro, el lugar no podía ser menos deprimente, hombres que se habían abandonado a ellos mismo, tanto viejos como jóvenes, con la mirada perdida, sentado en solitario en las distintas mesas mientras tomaban lo que ellos creían era alcohol, un lugar en el que Anon definitivamente no se sentiría excluido. Habiendo un asiento libre en la barra de bebidas, el exmilitar se acercaría rápidamente a sentarse y tomar un merecido trago. —Hola, ¿Alguien atiende aquí?— Diría alzando la voz, provocando que una chica dinosaurio, quien se encontraba en la otra esquina del bar, levantara la mirada levemente, misma a la que Anon no le daría importancia. —Un momento… —Diría quien parecía ser el camarero dinosaurio con una cara indiferente— Que desea… —Un ron… el que sea, no importa. —Diría mientras sacaba su billetera — Un vaso de ron… —Una botella… —Diría colocando unos cuantos billetes en la mesa— ¡Y que sea rápido!, antes de que me arrepienta...— Respondería mientras el dino-chico procedía a marcharse— ¡Espera! ¿Tiene algún tipo de comida? — Tenemos patatas fritas… ¿Desea las …? —¿Patatas fritas? —Diría interrumpiendo al instante al extrañado camarero— Si… ¿Por qué no? Mientras el camarero se alejaba, Anon buscaría algo con que distraerse de su soledad, para su suerte había un televisor elevado al frente suyo, por el que pasaban las noticias. "…el hecho es que todas las víctimas identificadas en Skin Row eran de vagabundos y algunos criminales poco conocidos, muchos de los cuales tenían grandes dosis de la misteriosa droga en su sangre…" Las noticas eran tan motivadoras, como siempre. Al momento en que la botella y las papas llegaron las noticias quedaron en un segundo plano, su mente ahora se sumergía en el sabor del ron barato y su tonto intento de borrar el pasado. Sin embargo, su instinto le hacía sentir extraño, al mirar de reojo hacia atrás volvería ver aquella dino-chica que lo había visto antes, lo seguía mirando, ¿Acaso era una drogadicta?, no podía verla a detalle desde la oscuridad, pero algo en sus ojos fruncidos parecían analizarlo, las emociones que emanaba no eran claras, parecían variar al instante, eso o el ron ya estaba haciendo su trabajo antes de tiempo. —Hey, tú…—Diría llamando nuevamente la atención del camarero— ¿Cómo te llamas? —Eh… Mike… —Bien Mike… pareces ser joven, ¿Diecisiete, tal vez dieciocho? —Veinte… mire yo solo atenido a los clientes, no hablo con ellos… —Oh no te preocupes —Diría sacando un billete de sus bolsillos, deteniendo al camarero— Solo quería hacer un par de preguntas, ¿Conoces a esa chica de ahí?, la que está en la esquina… No ha dejado de mirarme desde que me senté. En ese momento el chico se acercaría mirando ligeramente el billete con curiosidad. —No lo sé… no creo recordarlo… —Diría mirando a otra dirección mientras se tocaba su "barbilla" de dinosaurio. —Oh… ¿Estás seguro? —Diría sacando un billete de mayor valor, rápidamente el chico se los arrebataría de las manos. —Bien, puede que seas interesante —Respondería rápidamente guardando los billetes al bolsillo mientras se acercaba al humano— Nunca le pregunto a nadie sus nombres, solo sé que ella llego aquí hace un par de días, siempre se sienta en el mismo lugar, pide un una botella de wiskhy y se dedica a mira a través de la ventana… —Diría mientras miraba la hacia la dino— Aunque parece que llamaste su atención… —Ja… no sabía que era tan guapo… —Diría llevándose un trago más a la boca— ¿Viene para aquí? —El camarero no haría más que extender su mano— Tampoco es como para aprovecharse ¿Sabes? En ese momento estaría a punto de llevar un trago extra a su boca y prepararse para lo que sea que esa mujer, para bien o para mal, le haría; pero para su sorpresa algo lo detuvo. "NOTICIAS DE ULTIMO MOMENTO, a las afueras de la ciudad la policía ha encontrado un nueva escena del crimen… la nueva droga en circulación ha vuelto a cobrar una vida inocente; de momento la policía no ha detallado el nombre de la víctima, pero se sabe que fue asesinada por tres adictos quienes irrumpieron en el hogar con armas en mano, por los testimonios de algunas personas que pasaban por la zona se sabe que se trataría de armas de fuego por los sonidos de disparos, sin embargo la policía aún no ha dado ningún tipo de declaración…" "Esperen… nos acaban de informar que el subjefe del departamento de policía ha llegado a la escena del crimen… " Al momento en que el televisor mostrase el lugar de los hechos, el vaso de Anon se detuvo a escasos centímetros de sus labios, pudo notar claramente de donde se trataba, había estado esa mañana en ese mismo lugar. "…esta clase de crímenes sin sentido han ido demasiado lejos. Están fuera de control. Haremos todo en nuestro poder para detener este tipo de crímenes, será detenidos" "Ese era el subjefe del departamento de policía …" —Hey… amigo, ¿estas bien? —Sin darse cuenta, instintivamente el exmilitar se había levantado de su asiento al momento de ver en el televisor aquella puerta destrozada, misma puerta por la que aquella mujer le había dado la bienvenida a su hogar, a la misma a la que él acompaño en su soledad y nostalgia —Hey… ¿Me escuchas? —…tengo que irme… tengo más preguntas que resolver —En ese momento el exmilitar dejaría el vaso sobre la mesa y se daría la vuelta con dirección a la salida del local, en el proceso se toparía con aquella mujer quien lo había estado observando hasta ese momento, al parecer si se estaba acercando hacia él, pero al momento de ver a Anon a su ojos algo habían cambiado, al exmilitar simplemente no le dio importancia, siguió avanzando mientras sus puños hacían cada vez más fuerza entre sí. De vuelta en la calle caminaría mientras sus pensamientos atravesaban por su mente a quemarropa, sus fuertes latidos habían eliminado todo ruido presente a su alrededor a su camino a casa, si es que podía llamarlo así. Esa mujer… había muerto, ¿Tal vez por eso lo detuvo antes de que se despidieran? , eso de todas formas ya no importaba, no pudo hacer nada por ella, no pudo salvarla… igual que con Jackson, Smith, T-Rock… y Anthony. Llegado a cierto momento, su respiración se volvería cada vez más pesada mientras se agarraba la cabeza, cada vez le resultaba más difícil respirar, al final se vio obligado a detenerse cerca de un callejón mientras trataba de tranquilizarse. ¿Pero cómo lo haría?, a diferencia del resto, nunca tuvo ningún sueño a futuro, si se uno a la milicia fue porque no sabía qué hacer con su vida; pero sus amigos era distintos, ellos tenían su razones para pelear, para luchar por su país, sus amigos, sus familias… ¿Y para qué? Estando de rodillas y apoyado contra la pared, acompañado entre su lágrimas, se dio cuenta que toda esta guerra, todas esas muertes, la sangre que cubría sus manos en sueños… habían sido en vano. Muchos jóvenes lucharon por el bien de su país, porque así se lo habían prometido, ¿Cuál era la realidad?, todas las ciudades por las que había pasado las cosas solo había empeorado y Volcadera no era la excepción, solo bastaba con mirar a su alrededores para saberlo… Sus amigos no habían luchado por esto, no habían matado por esto y por supuesto que no habían dado su vida para recibir esto, miseria… pobreza… y crimen… nada de esto era justo. Una vez que sus lágrimas dejaron de salir, miraría perdido a la nada, dejando escapar su tristeza mientras otro sentimiento lo remplazaba, lo empapaba. ¿Acaso esto era una broma del destino?, de ser así no tenía ni una puta pisca de gracia. Las cosas no podían quedarse así… no podía permitir que siguieran así, no podía simplemente dejar su mirada a un costado y ahogarse en su mísera mientras más gente honesta seguía muriendo en las calles, no podía permitir que las cosas que vio en la guerra se repitieran en esta ciudad, tenía que hacer algo, pero no sabía el "Que". — ¡Suéltame maldito IDIOTA! —Los gritos femeninos terminarían sacando de su trance al exsoldado. —¡Ahhhg! ¡MALDITA ZORRA! —Un fuerte golpe se escucharía provenir del interior del callejón, algo pasaba ahí, nada bueno considerando el ruido Al mirar un poco más de cerca en el callejón, pudo ver un grupo de dinos que le daba la espalda, tal vez eran cuatro o cinco matones, la adrenalina lo había cegado parcialmente. A su vez, delante de ellos parecía haber una mujer dino tirada en el piso, no sabía quién era, pero algo en el color de sus escamas le resultaba familiar. —¿Qué pasa? Ya no eres tan lista, ¿Verdad? —Una patada en el abdomen de la mujer le prohibirá responder adecuadamente, solo tosidos salían de su boca— Bien chicos… pueden divertirse. En ese momento pudo ver como dos de los matones levantaban a la mujer del piso, ella intentaría liberarse, pero un nuevo golpe en el abdomen la haría detenerse finalmente si fuerza y sin aliento, todo era borroso, pero algo en sus lágrimas, en aquel maquillaje estropeado había hecho alguna chispa en el exsoldado. Una explosión de emociones, todos los bellos de su cuerpo totalmente erizados, el raciocinio desapareciendo en algún lugar de su mente siendo ahora poseída por una fuerza externa, casi como si un demonio jugara con sus sesos, mostrándole los peores momentos que podía recordar. Sin darse cuenta, Anon ya se encontraba de pie, caminando en aquel callejón con la cabeza en algún lugar menos en aquel espacio, mientras empezaba a quitarse su chaqueta de cuero. Uno de los matones había notado su presencia. —¡Eh que pasa amigo…! —Diría sacando amenazadoramente una pequeña navaja de su bolsillo como si se tratara de una danza— ¿Acaso quieres proble-? El matón se detendría al momento en el que la chaqueta impactaría en su cara, cegándolo; no por mucho tiempo. Un golpe directo lo tiraría al suelo con violencia, totalmente mareado intentaría levantarse, pero sentiría un peso en su cuello que lo asfixiaba; de la nada la presión aumentaría bruscamente dañando irreparablemente su garganta, asfixiándose en el suelo sin poder entender que era lo que le estaba pasando. Más los ahora cuatro matones si lo sabían, en ese momento un hombre, con ningún pelo de tonto, con barba desaliñada y un cigarro en sus labios acaban de reducir a su colega en solo unos instantes a quien aun estab pisando su cuello; por el ceño extremadamente fruncido en sus ojos supieron instantáneamente que aquel humano lleno de cicatrices no era alguien normal. Anon creía haberse alejado de la línea de peligro que tanto había temido en el campo de batalla, pero se había equivocado, aquella línea lo había perseguido hasta ahí, en medio de las inmundicias de aquella ciudad. ¿Cuál era la diferencia? simple, ahora, con la moral totalmente trastocada, estaba dispuesto a cruzarla.