La sorpresa y el nerviosismo de ambos al verse mutuamente en un evento como ese no tenía precedentes. Rosa no podía creer que, de entre todos los técnicos en electrónicos que había en la ciudad, y Reed no esperaba que, de entre todas las familias a las que pudo haber atendido, le tocó específicamente esa misa de una compañera a la que no había visto desde la graduación. La tensión era tal, que se podía cortar con un cuchillo. –¿Qué ta pasando ahí abajo? –los pasos acelerados recorriendo las escaleras seguidos por esa voz mayor de edad hizo que ambos salieran del trance, dirigiendo sus miradas al origen de esa voz, la madre– Mija, ¿qué te pasa? ¿Por qué ese grito? –Eh, bueno, yo... Ya llegó el técnico –dijo apenada–. Y también... Un viejo compañero de escuela –Reed. Un gusto señora –se presentó a la señora, extendiendo la mano. –¡Ay, Reed! ¡Un gusto conocerlo bien! –le correspondió la doña con la mano–. Perdóname por no reconocerlo, mijo. Rosa no tenía muchos amigos que me presentase –eso provocó un sonroje de vergüenza en la anquilo joven. –No pasa nada, señora... –Castillo. Renata Castillo. Y perdón por malpensar de usted, pensé que le habías hecho algo a mi hija o algo así –le dejó pasar a su casa. –No se preocupe, doñita. Ahora, a arreglar ese asunto. –Ah sí. Por acá, por favor. Rosa los vio alejarse en dirección a la cocina, aún con la impresión de hace rato en su pecho. Reencontrarse con Reed, un viejo compañero de la escuela y baterista de la banda VVURM DRAMA, siendo aquello probabilidad de 1 en 1 millón... ¿Cómo? ¿Y por qué? No lo sabía ni de broma, ni podía pensar en alguna explicación lógica, solo le quedaba imaginar las consecuencias de lo ocurrido en su vida; le dedicó un rezo a la Virgencita de Guadalupe para ir directo a la cocina. –:–:– Estar arreglando el cableado del horno eléctrico que la familia poseía le estaba calmando los nervios al raptor rosado, a la vez que le ayudaba a mantener su cerebro concentrado en la labor de arreglar la avería. Aun así, tenía muchas ideas que le iban procesando a la velocidad de la luz entre sus neuronas que casi consideraba apagadas, todas ellas resumiéndose en una: Rosa; esa simple chica latina le había impactado bastante, porque de entre todas las personas con las que pensaba toparse otra vez, ella era la probabilidad más baja que había pensado, tan baja como que su familia tuviera ese horno muy moderno que ahora mismo estaba cambiando los componentes dañados por otros más funcionales. Los sonidos de las piezas cayendo al suelo y las herramientas siendo tomadas del suelo eran como música para sus oídos, algo que le daba relajación extra a su ser... hasta que unas pisadas se escucharon cerca de su zona de trabajo. La latina se hallaba leyendo casualmente su novela y paseando a la vez, intentando centrarse en su lectura. De forma muy casual se encontró parada en el mismo lugar donde Reed estaba llevando a cabo su labor, el cual se detuvo para fijarse en quién era. Amabas miradas se cruzaron otra vez, hasta que la anquilo la apartó y redirigió a su medio de entretenimiento; eso mismo hizo el dino rosa volviendo a su labor, y el silencio siguió endeble entre los dos. No fue hasta que Reed finalmente añadió los ajustes finales que se puso relajar. –Por fin. Otra labor terminada –se secó algo del sudor de su frente con el brazo, y apenas volteó se dio cuenta de que Rosa no se había ido–. Oh… hola –apenado. –… Hola –le devolvió ocultando su cara en el libro. Reed no pudo evitar sonreír ante el gesto de la chica. Acomodó sus herramientas en la caja y la cerró, para luego ponerse al lado de Rosa. Esta lo notó pero no dijo nada, solamente se apartó un poco de él para mantener distancia (y ocultar su pena). Él simplemente soltó una risita relajada, peinándose un poco. –Yo tampoco esperaba esto. –¿Qué? –… Volver a vernos. Y menos en Westgrace –se rascaba la nuca–. Supongo que es verdad lo que dicen… el mundo es pequeño. –… –una sonrisa apareció en su cara, bajando el libro con más confianza– Sí, es cierto. Y perdón por… ya sabes, invadir tu espacio de trabajo. –Je, no pasa nada. No me molestaste en lo absoluto. Y tal vez por inercia, Reed se le acercó más. Esta vez Rosa no se apartó, se sentía ya suficientemente cómoda para hablar con él. Y eso harían. –¿No era mejor llevártela a tu combi? –Nah, es más cómodo así. Además, tu madre es algo cuidadosa con sus aparatos. –Bueno, es verdad. Mi amá suele ser así, muy cuidadosa con sus cosas. Y buena parte de lo que tenemos lo obtuvo ella. –¿En serio? –Sí. Por ejemplo, ese horno. También la tele, y quizás en parte el vocho de afuera. –Hm, se ve que ganan muy bien. –Es que las flores sí dan plata, aunque no creas –de forma burlona fingía tener un par de billetes entre sus manos, sacándole una risa a ambos–. Y es en serio, a veces hay días que nos hacen ganar lo de meses juntos. Ante esa afirmación, el raptor alzó una ceja. –¿Trabajas ahí? –Sip. Digo, es un negocio de familia, y pues no me molesta porque en serio amo las flores. –S-sí, es cierto. Je –pensaba en sus siguientes palabras en lo que se rascaba la barbilla–. Pero, ¿no seguiste estudiando? Pensé que lo harías… En ese instante, ambos se dieron cuenta de que no habían tratado adecuadamente la siguiente cuestión: sus vidas y cómo terminaron ahí. Dentro de cada uno de sus seres, deseaban no hablar mucho de ello, al menos no en ese día. Rosa dejó el libro y se dirigió al dispensador de agua que estaba al lado del refrigerador, tomó un par de vasos que llenó de agua y le ofreció uno a Reed, que lo tomó y agradeció el gesto. Una vez refrescados, podían seguir hablando. –Bueno, no negaré que me hubiera gustado seguir en los estudios. De verdad lo intenté, pero la situación no se podía dar en ese entonces, y además –la incomodidad estaba volviendo–… perdón, ahorita no quisiera hablar de eso. –Oh… comprendo –le dedicó una sonrisa para que se tranquilizase, algo que funcionó porque fue correspondido. La anquilo se sirvió otro poco de agua antes de volver a verle. –Y pues, ¿qué hay de ti? ¿Siguieron tocando? De parte del raptor, solo bastó un ligero movimiento de cabeza de lado a lado para que Rosa tuviese su respuesta. –No. La banda se separó después de la graduación, y –inhaló y exhaló para proseguir–. Perdón. Es… un tema complicado. Tampoco me gustaría hablarlo de momento. –… Entiendo –tomó lo último de su vaso de agua–. Oye, podríamos mantenernos en contacto. –¿En serio? –su ceja alzada lo decía todo. –Claro. Pásame tu Whats, no se lo quisiera pedir a mi amá. –Lo comprendo. Pero me pasas el tuyo. –Hecho. Apenas unos segundos después, Reed estaba saliendo de la casa de los Castillo con su caja de herramientas y sacando las llaves de su combi del bolsillo mientras guardaba el pago en el otro; detrás de él lo seguía Rosa con una pequeña sonrisa en el rostro. Se vieron en silencio y sonriendo, antes de decir una palabra. –Bonita combi. –Gracias. –Aunque, recuerdo que tenías otro vehículo más… moderno. ¿Qué le pasó? Reed se rascó la nuca por la sorpresa y pena de la duda de su recién amiga. –Te lo contaré otro día. Pero digamos que, tiene ver con cuando llegué a la ciudad. –Oh, entiendo –se fijó mejor en el mismo, notando que los colores le recordaban a algo–… ¿Scooby-Doo? –Sus colores me recuerdan al de Scooby-Doo. La, mmm, Máquina de Misterios –lo vio con una sonrisa algo traviesa–. ¿Por qué siento que es más que una referencia a la serie? –Oye, no cuestiones los gustos de un hombre –le respondió sonriente–. Pero sí, es un gusto muy personal. –Ya veo. Me encantaría viajar en él alguna vez. Su mano derecha instintivamente rascaba su brazo izquierdo ante la idea de pasear por la ciudad en la combi con Rosa. Una pequeña sonrisa se formó en su hocico. –Tal vez uno de estos días. Pero tú me avisas. –Hecho. Y otra vez el silencio. El más cómodo que había, de hecho. La anquilo dio un paso atrás, sin dejar de ver al raptor. –Hasta luego –le sonrió. –Nos vemos –le devolvió el gesto. Ahora sí ambos protagonistas se separaron. Rosa volvió a ingresar a su hogar y Reed subió a su vehículo. Desde la ventana de su habitación, la chica pudo presenciar cómo rugía el mismo, para luego empezar a alejarse de a poco de su domicilio, hasta perderse en la siguiente vuelta y por ende. Se apartó de la ventana y se acostó en la cama con los brazos extendidos, cerrando sus ojos y respirando lento. Definitivamente ese día fue de lo más… emocional que le había tocado en todo ese tiempo que llevaba viviendo en la ciudad, y justamente no acababa de comprenderlo: ¿por qué? No conocía del todo a Reed, solo lo recordaba como el baterista de VVURM DRAMA y ese compañero con el que trabajaba en equipo en un par de clases, pero hasta ahí; aunque tal vez… él podría ser un buen inicio de nuevo. Una nueva amistad después de tanto tiempo, y con alguien que al menos tenía algo en común; quizás instintivamente, Rosa sonrió ante esa idea. La puerta fue tocada. Rosa simplemente le dio el pase, y de la puerta semiabierta apareció la cara de tonos cobrizos de su padre, con ese bigote de pelos canosos y castaños a juego. Rosa se sentó de inmediato al verlo, sabiendo lo que significaba. –Tu amá ya hizo la cena, mija. Unos ricos tamales. –Ya bajo –le respondió con una sonrisa–. Dile que me haga muchos tamales, por fa. –Eso te toca a ti, Rosa. Te espero abajo –con una sonrisa también, el señor la dejó y bajó las escaleras. Se levantó totalmente de la cama y se dirigió al comedor. Ese asunto de Reed aún estaba en su mente, pero ya habría otro momento para lidiar con eso, por ahora debía llenar su estómago con deliciosos tamales. –:–:– Desde aquella breve plática con Rosa, el recorrido en solitario se sentía igual de ameno que como siempre. La calma tras el trabajo siempre era algo apreciable y apetecible, y nadie lo entendía mejor que Reed. Música relajante, vista agradable y, si se daba la ocasión, un dulce vapor inhalado. Aunque en esa ocasión prescindió de eso último, el último acontecimiento de ese día todavía estaba muy presente en su mente, y pensar en ello estaba ocupando el tiempo que usualmente usaba para hervir su líquido especial. Algo como eso solo podía ser orquestado por el misterioso destino, y todo indicaba que se verían con más frecuencia de lo que esperaba. Sería un interesante asunto a tratar, al menos en la cama, ya que se acercaba de a poco al estacionamiento del complejo de apartamentos en el que vivía. Una vez estacionado bajó de ahí, aseguró su vehículo (con un sistema moderno que él mismo instaló), subió al segundo piso por el ascensor y una vez fuera de ahí se dirigió al apartamento en el que vivía. Una vez dentro, notó que el roomie con el que convivía y se repartía la renta ya había llegado. Le hacía especial gracia que fuera un humano como Anon, solo que más bonachón, con cara reconocible y pelo castaño. El mismo se hallaba relajado frente al televisor, con una soda a la mano y una sonrisa de satisfacción en el rostro tras cumplir su trabajo, algo que Reed solo podía sonreír también. –Hola Mark –le dijo mientras se dirigía a su habitación. –Qué tal, Reed. ¿Algo interesante hoy? –Pues, la verdad… no debería decírtelo, pero sí. Hoy pasó. –Wow, es curioso que tengas algo para contar. ¿Qué fue? –Un reencuentro. Con una conocida de mi escuela. –Vaya, suena a que fue inesperado –le dio un sorbo a su lata. –Sí que lo fue. Pero vengo cansado, puedo contarte después –iba preparándose para tomar un baño una vez se quitó la ropa–. Me voy a bañar. –No te tardes. –No lo haré. Un rato más tarde, se hallaba en la cama. Acostado, envuelto en su sábana, y todavía pensando en Rosa. No sabía siquiera por qué lo hacía, simplemente lo estaba haciendo. Parecía que había algo en ella que le estaba llamando muy fuerte la atención, algo que ni siquiera tenía sentido para sí mismo, pero estaba sucediendo. Intranquilo, tomó su teléfono, abrió el chat de Rosa y, tras unos momentos de duda, se dignó en mandarle algo +#+#+ Reed: Hola. 11:40 PM +#+#+ Esperó un momento… Y no tardó mucho en recibir respuesta. +#+#+ Reed: Hola. 11:40 PM Rosa: Hey! Qué pasa? 11:40 PM Reed: Bueno, sólo quería desearte unas buenas noches. Y eso haré: buenas noches! 11:41 PM Rosa: Je, ya se me hacía raro que me mandaras mensaje a esta hora. Pero está bien, lo acepto y también te lo diré: Buenas noches! 11:42 PM Reed: Aaaw, muchas gracias! 11:42 PM Rosa: Lo mismo digo! Y oye, lo de hace rato… ¿Estarás libre el martes? Mi amá me dio un día extra, consiguió una chambeadora para el lunes al menos. 11:43 PM Reed: Hmmm, pues tendré que verlo. Espera, quieres tener una salida conmigo el martes? Cuando apenas nos hemos vuelto a ver? Es algo pronto! 11:44 PM Rosa: Ya sé, ya sé! Pero honestamente, me emociona tener a un conocido de mi vieja escuela en la misma ciudad. No sé, se siente bonito. 11:45 PM Reed: Je, entiendo ese sentimiento. Está bien, mañana veré que no haya tanto trabajo para mí el martes. Yo te aviso, vale? 11:46 PM Rosa: Va! Y ya descansa, que mañana toca chamba. 11:47 PM Buenas noches. XOXO. 11:47 PM Reed: Igualmente. 11:48 PM +#+#+ Con ese breve intercambio de palabras, finalmente el cansancio estaba llevando al cerebro de Reed al reino de los sueños. Se posicionó para más comodidad, vio al techo y se preguntó una última vez: ¿por qué quería volver a verla? Suponía que era lo mismo que le dijo Rosa y le comentó que así era, porque era una conocida que hace mucho no veía. Pero no se convencía del todo, sospechaba que había algo más, algo que deseaba saber; aquello quedaría como un pendiente, pues el reino de Morfeo reclamó su estadía y quedó profundamente dormido. –:–:– Los párpados le eran cada vez más pesados. Reflexionaba un poco sobre el reciente chateo que hubo entre los dos, y una pequeña sonrisa se asomaba en su rostro. Una posible salida el martes. Con alguien que podría ser un re nuevo amigo. A Rosa le emocionaba más de lo que pensaba, tal vez por varias razones que todavía no se detenía a pensar del todo bien. La adrenalina fue de apoco dejando su cuerpo, regresándole ese sueño que tanto anhelaba, entregándose a la almohada. Dormiría bien. Y a diferencia de en muchas ocasiones, dormiría realmente bien. Esa era la promesa inconsciente que se hizo Rosa a sí misma. Y así fue. [POST-NOTES] Bueno, otro capítulo finalmente subido. A decir verdad, tenis ya bastante avanzado y listo para subir el mes anterior, pero entre que no me quedaba conforme con lo que veía, experimentaba con otras cosas fuera de la escritura (como la mentada programación en Ren'py), leer muchos más fangfics y sobre todo mucha, mucha flojera de mi parte, es que apenas lo subí esta noche. A su vez, me he percatado que hay varios lectores angloparlantes que se han topado con el fic y les ha gustado. A lo que les diré: muchas gracias, en serio. Cuando este fic esté oficialmente acabado o vayamos por la mitad de la historia, lo que pase primero (que tampoco será tan largo como Broken Wings), habrá una traducción al inglés para su disfrute. Y gracias a todos los que fueron pacientes, llévense de regalo un corazón de de este escritor novato. Sin más, esperen con ansias el siguiente. Tal vez esté listo en dos semanas o menos en esa ocasión. Sayonara.