Asi fue como nos quedamos comiendo y charlando, yo no aportaba demasiado en las conversaciones ya que estaba mas concentrado escuchando la musica, intente compensarlo diciendo algunas cosas. Pero de todos modos terminaron mezclandome en sus conversaciones sobre las chicas dinosaurios que se querian tirar. Despues me preguntaron de donde era y porque me mude a esta ciudad, puse de excusa que fue porque la inflacion de mi pais subio de manera monumental despues de que asumio Massa como presidente. En realidad era por razones que no queria mencionar, pero en parte tambien era por eso. ¿Quien podria imaginar que un alfajor terminaria costando un maldito dolar? ¡Un dolar! y es mejor que nadie sepa cuanta plata es un dolar, da verguenza ajena. Mis pensamientos son sacudidos por la brisa fria de la noche que nos saluda al salir, un suspiro escapa de mis labios y pongo las manos en los bolsillos de mi chaqueta para ocultarlas del frio antes de mirar a mis nuevos amigos, puedo notar como una sonrisa se forma involuntariamente en mis labios, ¿Quien diria que un basurero podria terminar siendo agradable con la compañia correcta? —"¿Que te parecio nuestra pequeña fiesta, chiquitin?"— Dijo Eldric estrechando mi mano y sonriendo. Si, ahora ese es mi apodo. — "Debo que admitir que fue mucho mejor a lo que habria imaginado. Nos vemos el lunes Drick" — Se rio en respuesta ante el nombre y me guiño un ojo antes de irse con los demas. Saludo a los otros con la mano y ellos devolvieron el gesto sonriendo mientras hiban en una direccion distinta a la mia. Cuando desparecen de mi linea de vision saco mi telefono, y lo que veo me deja petrificado. Era un poco mas de las 10 p.m, y mama me dijo que llegue antes de las 12, ¿Que hago ahora?, pienso mientras me froto el puente de la nariz, recordando vagamente una parada de autobus que estaba a unas calles de distancia, es mi unica esperanza. Con el plan en mente me pongo mi gorra y la capucha de mi chaqueta para aparentar ser un tipo 'rudo' y asi bajar las probabilidades de que asalten o apuñalen. El sonido sordo de mis pasos resonaba en la acera, unicamente acompañado por el viento que acariciaba las desgastadas calles de Sin Row. Caminaba lo mas rapido que podia, evitando los callejones o zonas con poco iluminacion mientras miraba con paranoia a mi alrededor. Cada que daba 10 pasos verificaba la hora en mi telefono, como si eso hiciera que el tiempo fluyera lentamente. Mientras caminaba hiba esquivando con una precision increible a los distintos indigentes que dormian en la acera o los que pedian una limosna. Cuando doble en la esquina pude notar que esta calle estaba a penas iluminada, suspire profundamente y me trague los nervios antes de continuar. Con la mirada fija en la acera, pude escuchar unos pasos que no eran los mios, cuando levante la mirada para ver de quien provenian, la vi. Era la chica que tocaba en el local, una extraña sensacion en mi pecho volvia a florecer. Una sombra entre sombras. La luz tenue de un faro agonizante revelaba su figura encorvada, un estuche de guitara colgaba en su espalda. Su piel, de un tono parecido a la menta desvanecida, era un mosaico de cicatrices y tatuajes que contaban la historia de un pasado lleno de altibajos. Las alas, que en otro tiempo debieron haber sido majestuosas, estaban ahora despojadas de muchas de sus plumas, como si se hubieran caido, ¿Sera cancer?, ¿Por eso esta rapada? Me sacudo esos pensamientos y vuelvo a mirar al suelo, aunque ella este de espaldas, dudo que la expresion de su rostro haya cambiado siquiera un poco despues de su espectaculo. Un suspiro escapa de mis labios y miro mas alla de ella, logrando ver la parada del bus a media calle de distancia, mi salvacion. Una sonrisa victoriosa se dibuja en mi rostro mientras acelero el paso con la intención de rebasar a la chica. Sin embargo, por caprichos del destino, ella mira hacia atrás y me nota. Jadeando, acelera también su paso, y seguramente debido a mi aspecto, debes pensar que soy un acosador o algo parecido. ¿Qué podría empeorar las cosas? Estoy a medio camino de llegar a la parada del autobús; solo tengo que... Mis pensamientos son interrumpidos cuando la mujer pasa por un callejón que parece vacío, y ocurre algo inesperado: una figura alta emerge de las sombras y agarra el brazo de la pterodáctilo, sumiéndola en la oscuridad de ese sucio callejón. Mi corazón se hunde al presenciar esa escena, congelándome en el lugar. Escucho los quejidos y súplicas, cierro los ojos, apretando mis puños con fuerza. ¿Qué hago? Nunca he estado en una situación así. No puedo, solo soy un... — "Por favor, no, te lo suplico... ¡AUXILIO, QUE ALGUIEN M-" — Un golpe sordo interrumpe las desesperadas súplicas de la mujer. Me encojo en mi lugar, deseando desaparecer de ahí, despertar de esta pesadilla. Pienso detenidamente en las opciones mientras miro mis manos temblorosas; toda la valentía desapareció cuando me enfrenté a la realidad. No hay nada que pueda hacer. Soy débil, un cobarde. ... Desvío la mirada y acomodo mi gorra para ocultar mi rostro lo máximo posible. Solo tengo que pasar de largo y hacer como si nunca hubiera estado aquí, ¿verdad? Trago saliva y doy un paso hacia adelante, luego otro, y otro, y otro... Siento que la respiración se me corta momentáneamente con cada paso que doy, y me siento pesado por alguna razón. Cuando finalmente paso por el callejón, logro verla por el rabillo del ojo. Ella me ve, su mirada es de súplica y desesperación. Se aferra con fuerza al estuche de la guitarra como si su vida dependiera de ello. Las lágrimas caen descontroladamente por su cara, arruinando su delineador; uno de sus ojos está morado. Siento que mi corazón se hunde una vez más. La culpa invade mi ser por completo, pero no hago nada al respecto. En cambio, sigo de largo, dejando que pase, como siempre lo hago, como el cobarde que soy. Finalmente, dejo atrás el callejón y me fijé en la parada del autobús. Pero algo hace que me detenga en seco, algo nuevo. Una pequeña voz en mi cabeza intenta convencerme de hacer algo de lo que me voy a arrepentir. Pero no quiero morir, no hoy, soy demasiado joven para eso, no pue- Un grito de agonía me saca de mis pensamientos. Respiro agitadamente, poniéndome una mano en el pecho, sintiendo mi corazón latir a mil por hora. Es ahora o nunca. —"¡MIERDA!"— Tragando el miedo, me armo de valor y corro a toda velocidad hacia el callejón, logrando ver cómo la mujer, que se aferraba al estuche de su guitarra, era golpeada brutalmente. Sin pensarlo dos veces, me acerco al atacante, un triceratops, y lo empujo con todas mis fuerzas, apenas logrando inmutarlo. Deja de golpear a la pterodáctilo y se vuelve hacia mí con una ceja levantada. —"De-dejala en paz... mal... maldit-"— Antes de poder terminar de hablar, un puño choca contra mi nariz con una fuerza increíble, devolviéndome los pies a la tierra y empujándome ligeramente hacia atrás. El dolor me invade instantáneamente. La sangre comienza a tapar mis fosas nasales, obligándome a abrir la boca para poder respirar; algunas gotas caen y aterrizan en mi boca, dejándome un sabor amargo con un toque de cobre. — "Vete de aquí, mocoso, solo harás que te mate..." — Dice con desdén antes de darse la vuelta, fijándose en su objetivo principal. Esto aún no se ha acabado. Sacudo mi cabeza en un intento de apaciguar el dolor de mi nariz y me acerco, tomando aire y lanzando un golpe hacia sus costillas con todas mis fuerzas. El triceratops se estremece ligeramente por el golpe, pero yo me llevo la peor parte. Siento que mi mano está a punto de hacerse añicos. Me quejo de dolor y me agarro la mano con fuerza, pensando que eso ayudará en algo. De repente, algo se ciñe sobre mí, tapando la poca luz que hay, y antes de siquiera poder mirar, recibiendo un golpe en la boca del estómago, quedándome sin aire y cayendo de rodillas. El intenso dolor florece mientras intento recuperar el aliento desesperadamente. ¿En qué estaba pensando? Tenían razón cuando decían que mi estupidez iba a acabar conmigo. Soy un idiota. Respirar ya es doloroso. Ni siquiera puedo recuperar el aire cuando el triceratops me agarra el cuello con ambas manos y empieza a apretar con fuerza. El aire ya no llega a mis pulmones. Intento liberarme desesperadamente, pero es en vano. Solo aprieta con más fuerza. ¿Así es como acaba todo? Wow, mi vida fue una mierda... Al menos pude pasar un buen momento con mis amigos, pero voy a dejar a mamá sola. Soy un tarado. Siento que estoy perdiendo la conciencia mientras veo mi vida pasar delante de mis ojos. Hay tantas cosas de las que quiero arrepentirme, tantas cosas por hacer... —"¡HEY, idiota!"— En un destello de esperanza, veo que el pterodáctilo pudo recomponerse lo suficiente como para partirle una botella en la cabeza al triceratops, haciendo que la botella caiga junto a mí y obligándolo a soltarme. Agradezco en silencio mientras recupero el aliento. —"MALDITA PERRA"— Grito el triceratops a todo pulmon, pude ver como la sangre se deslizaba por su cabeza. En un movimiento rapido, saco una navaja pequeña y apuñalo a la peterodactilo en el estomago, la cual chillo de dolor y cayo al suelo. Un gruñido escapada de mis labios y aprieto los puños con fuerza. Agarro la botella rota y antes de que él haga algo más, apunto mi puño hacia su cara y cierro los ojos antes de lanzarlo hacia él. Escucho cómo algo se rompe al impactar. No sé si fue de el, de mi, o de ambos. Abro los ojos para verificarlo y puedo ver como su mandibula queda colgando. Trague saliva, preguntandome como funciono, pero rapidamente le apunto con la botella rota, mi mano tiembla. Parece que entendio mi mensaje, porque murmuro algo inentendible y salio corriendo, perdiendose en la oscuridad. Un suspiro de alivio escapa de mis labios cuando parece que todo termino, pero otra cosa llego cuando la adrenalina del momento se esfumo. El dolor era un torrente furioso que inundaba cada rincón de mi ser. Mi hermosa nariz, ahora parece deformada y palpitante, parecía ser el epicentro de una tormenta de dolor punzante. Cada respiración era un recordatorio constante de la fractura, como si afiladas agujas se clavaran con cada inhalación. Mis manos, antes instrumentos ágiles y fuertes, ahora eran una sinfonía de dolor sordo. Cada dedo parecía gritar en protesta, una amalgama de huesos y músculos maltratados. Intenté cerrar el puño, solo para ser recibido por una cascada de dolor agudo que viajaba desde las falanges hasta los huesos de la muñeca, un fuerte gemido de dolor escapa de mis labios y cierro los ojos con fuerza. Este es el peor dia de mi vida. ¿Como le voy a explicar esto a mama? Si me ve asi me va a matar, necesito inventar una buena excusa para salir de esta. Mientras ideo un plan convincente, escucho un gimoteo que viene detras de mi y rapidamente me doy la vuelta, logrando ver a la peterodactilo, estaba sentada con la espalda apoyaba en la pared, una de sus manos presionaba su estomago con fuerza, en un intento de detener la sangre que salia de su herida. Mis ojos se abren de par en par cuando veo la sangre, tragandome el vomito que estaba por salir me acerco y me arrodillo junto a ella, puedo ver la navaja tirada a su lado, cubierta de sangre. Es bastante pequeña, lo cual es bueno. ¿Verdad? — "Hey, ¿estás bien? Déjame ver eso" — Cuando ella escucha mi voz, abre los ojos para mirarme, jadea un poco e intenta alejarse de mí. Pienso un momento, buscando alguna palabra que pueda calmarla. — "Tranquila, todo está bien. Ya se acabó, solo quiero ayudar, lo juro" — Aplico lo de las películas y le sonrío cálidamente. Ella gruñe en respuesta a lo primero que dije y abre la boca para hablar, pero antes de decir algo, se interrumpe, dejando escapar un largo resoplido antes de quitar a regañadientes la mano de su estómago. Busco la herida, pero la sangre me impide encontrarla. Suspiro y me quito mi chaqueta para poder sacarme la remera; por suerte, esta no es mi favorita. Vuelvo a ponerme la chaqueta para no morir de frío y limpio la sangre de su abdomen con la remera, soltando varias arcadas en el proceso. Cuando termino, saco mi teléfono para alumbrar y logro encontrar la herida. Me acerco para mirarla y noto que no es tan profunda, pero sangraba bastante. Agarro la navaja, corto mi remera para convertirla en una especie de venda improvisada, la envuelvo alrededor de su abdomen y hago un nudo, apretándola un poco. Tantas horas en juegos de supervivencia tuvieron sus frutos. Ella hace una mueca y sisea de dolor. — "Lo siento, toma esto" — Pongo mi mochila en el suelo y comienzo a buscar entre los bolsillos. Creo que tenía un chicle por acá... sí, aquí estaba. Agarro el chicle, que está un poco aplastado, y se lo ofrezco. Mira el chicle con una ceja levantada, lo agarra, le quita el papelito antes de tirarlo y se mete el chicle a la boca, masticándolo rápidamente. Espero que eso le calme un poco los nervios; al menos a mí me calma. Agarro mi teléfono y marco el 911 para llamar a una ambulancia, pero no tengo señal, y tampoco tengo para hacer una llamada de emergencia. ¡Qué día de mierda! Dejando escapar un suspiro, me froto el puente de la nariz y miro la hora. Serán las 12 p.m. Mamá debe estar preguntándose dónde mierda estoy. No quiero ni pensar en el castigo que me espera una vez que llegue a casa. Lucho contra las ganas de tirar el dispositivo contra la pared y lo guardo antes de volver a mirar a la pterodáctilo. — "¿De casualidad tienes teléfono?" — Ella me mira y niega con la cabeza. — "No, lo dejé en casa..." — Responde en un susurro, desviando la mirada. — "Mierda, eso complica las cosas. Entonces deber-" — Me interrumpe abruptamente. Puedo ver sus alas, o lo que queda de ellas, extendiéndose ligeramente mientras muestra los dientes y aprieta los puños. — "¡No necesito tu ayuda! Puedo arreglármelas yo sole... Vete, skinnie, déjame en paz" — ¿Qué le pasa a esta tipa? Casi me matan por intentar ayudarla, ¿y así me agradece? Me merezco un maldito premio. No, no, cálmate, esta herida... seguramente aún esté alterada o estresada. Dejo escapar un pequeño suspiro y me apoyo en la pared, cruzándome de brazos. Voy a esperar que haga algo; si puede levantarse, eso significa que podrá llegar a su casa, pero también podrían asaltarla de nuevo. No pienso arriesgar mi vida y ganarme el peor castigo de mi vida en vano, no señor. La observo en silencio y ella me mira un momento antes de volver a mirar a otro lado, se pone una mano en el estómago y después de tomar aire intenta ponerse de pie, pero como me lo esperaba, el dolor se lo impide. Quejándose de dolor, vuelve a sentarse, respirando pesadamente, puedo ver el sudor cayendo de su frente. Pero estaba lejos de pensar en rendirse; lo intentó de nuevo, recibiendo el mismo resultado, pero aún así siguió intentándolo, una y otra vez. ¿Por qué es tan terca? Cuando ya vi suficiente, niego con la cabeza y me acerco a ella, le sonrío y extiendo una mano hacia ella. Miro mi mano y luego a mí, haciendo una mueca de desagrado, miro hacia otro lado y parece que se puso a considerar sus opciones. Cuando no tuvo más remedio que aceptar, suspiró profundamente y agarró mi mano a regañadientes. Después de tomar un poco de aire, la ayudo a ponerse de pie; ella gime de dolor y aprieta mi mano con fuerza. Si mi mano aún no se había roto, probablemente ahora lo hizo. Dios, ella aprieta demasiado fuerte. Tragándome las ganas de gritar como niña, paso su brazo alrededor de mi hombro y pongo mi mano libre en su costado. Aspiro aire y lo suelto, intentando dejar pasar de largo el hecho de que estoy teniendo contacto con una mujer. No, es un dinosaurio, no me gustan los dinosaurios, ahora concéntrate, idiota. — "No creas que voy a agradecerte después de esto... nadie te pidió que me ayudes" — Y ahí se va mi ego, maldita sea. Dejando escapar un suspiro, agarro el estuche de guitarra y me lo pongo, dejando que cuelgue en mi espalda. — "Buen punto... de todos modos, ¿vives lejos?" — Pregunto mientras comenzamos a caminar. Cuando salimos del callejón, puedo ver la parada de autobús no muy lejos de mí. Ahí se va mi boleto para ir a casa sin recibir un castigo. — "Solo a un par de calles de distancia" — Busca algo en su bolsillo y me da unas llaves. Las agarro, mirando un papelito que tiene escrito la dirección y el número de su apartamento. Asiento con la cabeza y empezamos a caminar en silencio, el cual es únicamente interrumpido por el silbido del viento. Creo recordar que había una farmacia no tan lejos de aquí; podríamos hacer una parada allí y comprar algunas cosas.