Entramos y me percato que la mayoría de los asientos ya están ocupados, solo quedan muy pocos vacíos, me sorprende ver a todas las personas que he conocido a lo largo de estos días, esta Fang, Reed, Trish y el otro chico humano, también se encuentran Leo, Stella y Rosa que están al otro lado del salón. Naomi procede a sentarse en la primera fila de pupitres en la parte delantera ya que son los únicos asientos disponibles. Iba a proceder a sentarme en una de las sillas delanteras cuando noto que Stella me esta haciendo una seña con la mano para que me acerque, dejo mi mochila en una de las sillas y me acerco al grupo. Abel – Hola, ¿Cómo les van? Stella – La verdad, un poco preocupados… Abel – ¿Por qué razón? Stella – Es… por la clase de la señora Roberts. Abel – Naomi también se veía un poco alterada por estar en esta clase. Rosa – Sí, la entiendo, además de ser nuestra profesora de filosofía, va a ser también nuestra profesora de curso. Abel – ¿Profesora de curso, que es eso? Rosa – Prácticamente se va a encargar de nuestro progreso en todo el año, hablará con nuestros padres de cómo van nuestras calificaciones en las demás asignaturas y todo eso. Stella – Resumiendo, la vamos a tener encima todo el año. Abel – Vaya, pero eso no explica por qué están tan preocupados. Rosa – Ella ya nos ha dado clases el año pasado y la verdad es muy difícil tratar con ella… Abel – Es muy autoritaria o algo así. Rosa – Es una pinche dictadora. Abel – Carajo… Aparto la mirada de las chicas y me fijo en Leo que no ha dicho ni una sola palabra, pero me llama la atención que lleva su cabello recogido con una balaca rosa con puntos blancos… carajo… no puedo evitar reírme de él. Abel – No lo puedo creer, Leo que carajos con esa balaca. Stella – Ah, eso, yo sé la preste. Abel – Pero porque la está usando. Leo – Olvide traer algo para recoger mi cabello, prefiero usar esta cosa en vez de que me vuelvan a corten. Leo ya no tiene esa actitud relajada de antes, parece que también está un poco nervioso por la clase… espera un momento, ¿la señora Roberts le corto el cabello? Rosa – Abel es mejor que te sientes de una vez, la señora Roberts llegara en cualquier momento. Abel – Si claro. Sin más me dirijo a mi asiento, los demás estudiantes proceden a hacer lo mismo. Al poco rato se abre la puerta, todo el mundo queda atento de quién se trata… es la profesora Roberts quiero pensar, un ceratosaurus de mediana edad, piel color lavanda con un corte de cabello tipo bob blanco, lleva puesto un vestido negro que la cubre por completo... ¿acaso es una profesora o una monja? ella se dirige a su escritorio y deja caer un montón de carpetas que llevaba con ella. Sra. Roberts – Buenos días estudiantes, me presento para lo que no me conocen, mi nombre es Sara Roberts y seré su profesora de filosofía y su instructora de curso, eso quiere decir que todo lo que vayan a hacer de aquí en adelante lo sabré de una forma u otra. Veo que el director Spears tomo mi palabra de reunir a todos los rebeldes e inadaptados en un solo salón. ¿Rebeldes e inadaptados?, pero yo acabo de llegar. Sra. Roberts – Algunos se preguntarán que hacen aquí, como puede ser el caso del señor Anon y el señor Abel. Ustedes dos son nuevos en este instituto y no sé qué clase de comportamiento tengan ustedes, pero sabiendo de dónde vienen no puedo arriesgarme. Que se cree esta bruja, piensa que solo por venir de una escuela pública tiene la imagen de que soy algún tipo de pandillero o algo por el estilo, si solo conociera la verdadera historia no pensaría en eso. Sra. Roberts – A todos los demás ya los conozco, sé que han causado uno o más problemas en esta institución, por esa razón están aquí. Fang – ¿Si todos somos causas perdidas, me puede explicar que hace aquí la señorita presidenta del consejo estudiantil? Sra. Roberts – Ella sabe perfectamente por qué la incluí en mi grupo, además usted señorita “Fang” debe de saber también por qué está aquí. Fang – Yo ya le dije que soy no bina… Sra. Roberts – Puedes creerte hasta un avión de combate, pero no aquí en mi clase, ya debe de ser suficiente para ti que te llame “Fang” Veo que Fang se pone roja de la rabia, pero ella se queda callada. Sra. Roberts – Supongo que todos deben presentarse ante la clase, pero no se preocupen, yo misma prepare la presentación de cada uno de ustedes. La señora Roberts toma las carpetas que tenía en su escritorio. Sra. Roberts – Esto que tengo en mis manos son sus expedientes de conducta… por lo que eh leído algunos de ustedes son verdaderas joyas, para mi punto de vista para resolver un problema primero debemos de conocerlo. Ella abre una de las carpetas… y es aquí que empieza la masacre… Sra. Roberts – Empecemos con usted Señorita Trish… “Golpeo a varios estudiantes con una palanca, ocasiono varios daños en la institución y vandalismo en general”, algo que quiera comentar señorita Trish. Trish – Esos idiotas se burlaron de nosotros y merecían ser castigados. Sra. Roberts – ¿Y los daños a las instalaciones de la institución? Trish – Eso fue… daño colateral. Sra. Roberts – Creíble. Vamos con usted señor Reed… “Venta y fabricación de sustancias de uso recreativo y hurtos menores”. Que tiene que decir al respecto, señor Reed. Reed – Nada que los demás no sepan profe. Parece que Reed ya es conocido por ser un drogadicto, esa actitud relajada y el olor que desprendía no podía ser por otra cosa… espera un momento, eso quiere decir que… Sra. Roberts – Señor Leonardo, “consumo de sustancias recreativas y actitudes violentas con otros estudiantes”, Veo que encontramos a uno de los clientes del señor Reed. Lo sospechaba por el olor a quemado que desprendía Leo, pero nunca creí que usara esas drogas aquí en la escuela. Leo – No es para tanto, señora Roberts… Sra. Roberts – Si es para tanto, como me voy a permitir que gente tan joven desperdicie su vida con sustancias tan dañinas, ustedes dos los voy a enderezar de una forma u otra… mínimo señor Leonardo, asistió a clases bien peinado, aunque el color de esa balaca no le favorece para nada. Algunos de nosotros tratamos de contener la risa mientras Leo solo se pone ruboriza de la vergüenza. Sra. Roberts – Sigamos con… señorita Rosa… “Ataques de ira y agresión en contra de algunos estudiantes”, ya conocía su historial de antes señorita Rosa. Cuando inicio su club de jardinería las agresiones a otros estudiantes aumentaron. Veo a Rosa y ella se ve claramente avergonzada. Rosa – Lo… lo sé, señora Roberts… pero no puedo evitarlo, esos pendejos se meten con mis flores que tanto trabajo me cuesta cuidarlas, además se meten con mis amigos. Sra. Roberts – Sé que algo por lo que trabajaste tan duramente sea destruido es frustrante, pero esa no es la forma de reaccionar, vamos a estar trabajando es tu conducta, ¿está bien? Rosa – Es… está bien. Rosa ya no parece avergonzada, su expresión cambia a una de melancolía… quisiera ir con ella en estos momentos y tratar de animarla, pero sería una mala idea interrumpir a la señora Roberts. Sra. Roberts – Prosigamos con… la señorita Stella, “Bajas en sus calificaciones y constantes distracciones en clase”, señorita Stella esto no es tan grave si lo comparamos con los expedientes de sus otros compañeros, pero eso no significa que yo deba dejarla sin atención ¿dígame por qué se distrae tanto en clase? Stella – Es… es solo que no duermo bien por las noches y llego cansada a clases… además no entiendo algunos de los temas que nos explican… Sra. Roberts – No es necesario que me mienta, sé de antemano señorita Stella que usted tiene la costumbre de traer material de lectura que no está permitido en esta institución, además ese material no es apto para su edad. Stella no aguanta más y coloca ambas manos en su cara mientras esta toma un color rojizo, me puedo imaginar por su reacción que debe ser el mismo material de lectura que tenía el señor Tsuki. Sra. Roberts – ¿Algo más que quiera decir señorita Stella? Stella aún con las manos en la cara solo niega con la cabeza de forma brusca. Sra. Roberts – Prosigamos… señorita Fang, “Agresión física hacia algunos estudiantes, daños a las instalaciones del instituto y enfrentamientos con algunos profesores", tal parece que ha cambiado bastante su aptitud desde la última vez que nos vimos. Por lo que me han comentado de Fang y por el video que me mostró Naser sé que ella es una persona bastante explosiva, es mejor tratarla con cuidado, así evito entrar en su historial de gente que ha golpeado. Fang – Eso es algo que no le incumbe profesora… Sra. Roberts – SI me incumbe, ya que lo quieras o no, soy tu profesora y no voy a permitir que alguien con tu talento se eche a perder. Eso claramente toco una fibra sensible, Fang se levanta de su asiento y sale del salón, azotando la puerta en el proceso, Trish trata de salir detrás de ella, pero la señora Roberts evita que lo haga. Sra. Roberts – Trish te voy a pedir que vuelvas a tu asiento. Trish – ¡Usted no entiende por lo que está pasando, debo ir con elle! Sra. Roberts – Entiendo perfectamente, le voy a pedir que vuelva a su asiento y deje a Fang sola por unos momentos, ella misma debe de saber que tiene un problema y el primer paso es reconocerlo. Trish – Mierda… Trish obedece a la señora Roberts y procede a tomar su asiento. Sra. Roberts – Gracias señorita Trish, proseguimos con… la señorita Naomi. Todo el mundo se ve claramente ansioso por saber qué fue lo que hizo Naomi para estar en el grupo de “inadaptados”, se le nota a Naomi un claro nerviosismo. Sra. Roberts – Hostigamiento y acoso hacia otros estudiantes, no especifica en el expediente si es acoso escolar o acoso sexual… Naomi coloca ambas manos en su hocico para evitar dar un grito de frustración. Sra. Roberts – No voy a ponerme a hurgar más en su expediente, señorita Naomi, sé de antemano que eres unas de las mejores estudiantes del instituto Volcano, además eres la presidenta del consejo estudiantil, pero debemos de trabajar en su forma de relacionarse con los estudiantes, ¿de acuerdo? Naomi se quita las manos del hocico y solo asiente débilmente con la cabeza. La señora Roberts procede a leer el historial de los demás estudiantes, avergonzando a cada uno de ellos en el proceso… tengo suerte de ser nuevo aquí y que nadie conozca las cosas vergonzosas que hice en mi anterior escuela. La señora Roberts termina de humillar al último estudiante y procede a decir unas palabras. Sra. Roberts – ¿Por qué ustedes creen que hice este ejercicio con ustedes? Trish – ¿Por qué le encanta vernos sufrir? Sra. Roberts – No voy a negar a su afirmación señorita Trish, todos ustedes aquí tienen un problema o algún obstáculo, mi tarea como su instructora es ayudarlos a superar esas dificultades. Reed – ¿Pero era necesario que todos supieran lo de nuestros expedientes? Sra. Roberts – Empatía señor Reed, quiero que todos sepan que no son perfectos y que tienen algo en común, algo por lo que deben mejorar, superarse a sí mismo y también es importante que se apoyen entre ustedes. Por ejemplo, cuantos de ustedes se sienten avergonzados o enojados. Todos los estudiantes del salón levantan la mano, hasta Anon y yo lo hacemos también. Sra. Roberts – A eso quería llegar, es difícil aceptar tener un problema y de una forma u otra les avergüenza o les enoja enfrentarlo, algunos me pueden ver como una figura autoritaria, no los culpo si me ven de esa forma, mi tarea es que salgan de este instituto con un propósito y con un camino que seguir. La señora Roberts tiene buenas intenciones supongo, aunque sus métodos no sean del agrado de algunos. Ya que lo pienso, es la única profesora con autoridad e interés por los estudiantes. Se abre la puerta del salón, es Fang y lo que parece ser un cavernícola con traje… ¿Quién es él, será otro profesor? Sra. Roberts – Director Spears, veo que encontró a nuestra fugitiva. Spears – Eso parece, ya hablé con Fang y accedió a permanecer el resto de su clase y esta vez se va a comportar como es debido, ¿verdad Fang? Fang – Sí… sí, señor. Claramente, se le ve una expresión de frustración en su cara, ella solo procede a sentarse en su asiento sin decir nada más. Spears – ¿Alguien más de quién deba encargarme señora Roberts? Sra. Roberts – No director, de momento no. El cavernícola simplemente se retira del salón. Sra. Roberts – Fang si no te importa quisiera hablar contigo al final de la clase. Fang no dice nada y solo fija su vista a la profesora. Sra. Roberts – Bueno, ahora procederemos con el resto de la clase, les daré a conocer algunos temas de ética y de conducta. La clase de la señora Roberts procede con normalidad, nos da varios temas de ética, valores, comportamiento y ese tipo de cosas, pasa alrededor de dos horas y el timbre nos avisa que las clases han terminado. *Campanadas genéricas de escuela* Sra. Roberts – Eso ha sido todo por el día de hoy, tengan un buen fin de semana y nos veremos la siguiente semana. La señora Roberts llama a Fang, ella solo obedece y se acerca a la profesora, conversan un poco y luego ambas salen del salón, los demás nos quedamos discutiendo de todo lo que acabo de pasar, voy y me reúno con Rosa, Stella y Leo. Rosa – Carajo, eso salió peor de lo que pensaba. Leo – Por lo menos ya puedo quitarme esta ridícula cosa. Leo se quita la balaca rosa y la arroja con frustración al suelo, veo que la balaca se parte en dos. Stella – ¡Oye, que estás haciendo tonto! Leo – ¡Perdóname Hella no me acordaba de que era tuya! Stella va y recoge las dos mitades de la balaca y las toma con ambas manos… pareciera que fuera a llorar. Rosa – ¡Eres un pendejo Leo, prepárate porqué te voy a madriar! Leo - ¡Espera Ros, no tenía planeado morir hoy! Rosa – Y cómo vas a enmendar esto. Leo – Te prometo que te conseguiré otra balaca Hella. Stella – Lo prometes… Leo – Puede que sea un tonto, pero nunca incumplo mis promesas. Se le puede ver una pequeña sonrisa en la cara de Stella y ella asiente con la cabeza, Leo voltea a ver a Rosa y se le puede ver más calmada, Leo solo puede suspirar de alivio. Abel – De todos modos, todo lo que paso en la clase fue bastante… interesante. Rosa – Los métodos de enseñanza de la señora Roberts son… una porquería. Abel – Y uno de esos métodos es humillar a sus alumnos. Rosa – Deberías ver los castigos que pone a los que no la obedecen. Abel – La verdad no me lo quiero imaginar… Veo que Reed y Trish se acercan a nuestro grupo. Reed – Colegas, que cuentan, ¿aprendieron algo útil de la clase de la profe? Abel – Claro, aprendí que somos causas perdidas. Trish – Habla por ti imbécil, no todos somos la perfección encarnada. Se ve claramente que Trish está enojada, me imagino que por lo que paso con Fang. Abel – Lo siento, no quería ofenderte. Trish – No lo haces… es solo que… estoy un poco estresada por todo lo que paso con esa maldita perra. Stella – Trata de calmarte Trish, lo único que lograras es que te salga arrugas en la cara. Reed – Si hombre relájate, tú no eres la única que está preocupada por Fang, ¿verdad? Todos asentimos a lo que dijo Reed y eso hace que Trish se tranquilice un poco. Trish – De todas maneras… ¿Tienen planes para mañana? Reed – Leo y yo estamos castigados y tenemos que hacer trabajos de jardinería, creo que Fang también está castigade. Leo – Diablos Red no recordaba que teníamos que pasar nuestro sábado con unas florecillas, que fastidio… Rosa gira a ver a Leo, veo como sus ojos se enciendan en ira, esa mirada hace que Leo reafirme sus palabras. Leo – Qu… quiero decir, mañana estoy ocupado ayudando a embellecer nuestro amado campus. Leo mira a Rosa con una sonrisa nerviosa, Rosa se calma y nos comenta. Rosa – Cierto, mañana los espero a ustedes tres a las diez de la mañana. Eso me recuerda… ¿Abel al fin pudiste llenar el formulario de inscripción para entrar al club? Abel – Ah, sí, Naomi me ayudo con eso. Trish – Con que para eso necesitabas a Naomi, viejo, hay formas más fáciles de conseguir el número de teléfono de una chica, sabes. Rosa y yo nos sonrojamos al oír tal afirmación, ¿Por qué carajos todo el mundo piensa lo mismo? Esa no es mi intención... Se le puede ver una sonrisa burlona dibujada en la cara a Trish. Abel – ¡No yo solo… estoy… la verdad es que…! Rosa – ¡Yo lo invité… nece… necesitábamos más personas para que nos ayudaran con los trabajos más pesados! Leo, Trish, Stella y Reed sueltan una carcajada al vernos tan nerviosos, creo que era lo justo, todos ellos pasaron por momentos vergonzosos a lo largo de la clase… supongo que era mi turno de pasar vergüenza también. Charlamos un poco más, al final todos salimos del salón, ese chico Anon ya se había marchado, Reed y Trish se despiden de nosotros y van en búsqueda de Fang, luego nos despedimos de Leo y Stella, los dos se fueron juntos, logro notar a Stella tratar de convencer a Leo de que si le leía el futuro con sus cartas del tarot… eso solo me deja con Rosa. Abel – Este día ha pasado volando. Rosa – Sí… aunque todo fue bastante extraño, sabes. Abel – ¿A qué te refieres? Rosa – Al inicio de la clase de la señora Roberts algunos estaban asustados, otros tenían miedo, pero al final todos terminamos riendo. Abel – Sí, tienes razón, la verdad me alegra que termináramos pasándola bien al final de todo. Rosa – Me alegra tener amigos en quien apoyarse. Abel – Yo también. Rosa – Casi me olvido de algo… Rosa abre la cremallera de su mochila y de ella saca una hoja de papel. Rosa – Toma, es mi número de teléfono. Abel – Oh… no abras creído las tonterías que dijo Trish, ¿verdad? Rosa – No… es solo que... la verdad en el fondo creo que no te importa el club de jardinería y solo entras por otros intereses. Abel – Otros intereses… no lo creo. Rosa se queda sorprendida con lo que le dije, tomo la hoja de papel que ella me dio y se la devuelvo, ella la toma con una expresión de confusión. Abel – Si quisiera tu número solo te lo pediría, no. Rosa – … Abel – ¿Rosa, si no te molesta, me podrías dar tu número de teléfono? Rosa me devuelve la hoja de papel, la tomo y la guardo en uno de los bolsillos de mi chamarra, se puede notar que su rostro se ruborizó un poco. Abel – Bueno… ahora que quedo claro ese asunto, te veré mañana en el club, estoy ansioso por empezar. Rosa – ¿Ya te tienes que ir, tan pronto? Abel – Ah, sí, se me olvido decirte, iba a pasar a la florería de mi Má. Quería ir a ayudarle con un encargo qué tiene pendiente. Rosa – Si tú quieres… te puedo acompañar, si no hay problema. Abel – Me encantaría, además te quería preguntar si conocías la florería de mi Má. Rosa – Sí, junto con Stella hemos ido varias veces a comprar algunas semillas y equipo de jardinería, es una bendición tener una florería cerca, además no hay muchas en Volcadera Bluffs. Abel – Me alegra oír eso. Nos ponemos en marcha hacia la florería, no está tan lejos de la escuela, son alrededor de unos veinte minutos a pie, a lo largo del recorrido me la pasé hablando con Rosa sobre anécdotas que tuvo en el club de jardinería y de cómo descubrió a Reed plantando marihuana en los cultivos de claveles y de cómo le tuvo que dar una lección… ya entiendo por qué se sobaba el brazo. No tardamos en llegar a la florería de mi Má. Abel – Bueno, aquí estamos. Abrimos la puerta y hacemos sonar una campanilla. Abel – ¿Hola Má, te encuentras aquí? Má – ¿Eres tú, Abel? Voy en un minuto. Del segundo piso bajo un dilophosaurus de color verde menta, cabello pelirrojo suelto hasta la cintura, vistiendo unos jeans, camisa de leñador roja y unas sandalias. Má – Hola hijo, como te fue en la escuela. Abel – El día fue algo extraño, pero al final todo salió bien. Má – Me alegro saberlo… veo que trajiste a una amiga… hola Rosa que sorpresa verte por aquí. Rosa – Hola señora Juliet, como va todo. Juliet – Muy bien cariño, ¿Qué te trae por aquí? Rosa – Vine a acompañar a Abel y de paso a comprar algunas semillas de girasoles. Juliet – Claro que sí, Abel me puedes hacer un favor y traer la jarra de limonada del refrigerador y unos vasos. Abel – Claro, ya vuelvo. Me dirijo al segundo piso y me sorprende la gran cantidad de arreglos florales que ha hecho mi Má, tengo que ayudarla a terminar este trabajo. Voy al refrigerador y saco la jarra de limonada, tomo tres vasos de la cocina y bajo al primer piso. Abel – Bueno, aquí estoy. Sirvo la limonada y les doy un vaso a Rosa y a mi Má. Juliet – A todas estás hijo, ¿Qué haces aquí? Deberías irte al apartamento a descansar. Abel – Quise venir a ayudarte, a adelantar el encargo para la boda. Juliet – No te hubieras molestado, ya casi termino. Abel – Sí, pero sería más rápido si te ayudo. Juliet – ¿Supongo que no tengo otra opción, o no? Abel – Tú sabes que no te puedes deshacer de mí tan fácilmente. Mi Má y yo soltamos una pequeña carcajada, Rosa llama nuestra atención. Rosa – Yo también quisiera ayudarla señora Juliet. Juliet – Oh cariño, agradezco tu intención, pero no quiero que te vayas a cansar con esto, además mañana tienes que ir a la escuela. Rosa – No se preocupe, señora Juliet, además tengo ganas de aprender como hace esos arreglos tan bonitos. Juliet – Supongo que en algo nos parecemos y es no aceptamos un no como respuesta. Nos bebemos la limonada y nos dirigimos al segundo piso, Rosa queda boquiabierta al ver la gran cantidad de arreglos que ya había hecho mi Má. Rosa – Señora Juliet… es impresionante, son muy bonitos. Juliet – Gracias cariño, no encontrarás mejores flores o arreglos en ninguna otra parte. Colocamos unas almohadas en el suelo y nos sentamos en ellas, mi Má le empezó a enseñar a Rosa como hacer los arreglos, qué flores deben ir en cada canasta y que tipo de adornos utilizamos, Rosa aprende rápido, en una media hora nos empezó a llevar el ritmo. Le contamos todo lo que nos había pasado en la escuela a mi Má, ella solo frunció el ceño y nos comentó de los métodos muy poco ortodoxos que utiliza la señora Roberts. Pasaron las horas y no nos habíamos dado cuenta de que ya era de noche, por suerte ya quedaban muy pocos arreglos por terminar, convencí a mi Má de acabar mañana. Juliet – Muy bien chicos, eso sería todo por el día de hoy, me han ayudado bastante, gracias a los dos. Abel – Espero un aumento de sueldo para la próxima. Rosa – Fue un placer, señora Juliet, aprendí mucho de usted. Mi Má nos regala una gran sonrisa y un pulgar arriba en señal de aprobación. Juliet – ¿Rosa, ya oscureció, necesitas que te lleve a tu casa? Rosa – No, está bien, deje mi auto en la escuela, solo tengo que ir por él. Juliet – Déjame entonces llevarte a la escuela, no quiero que te vayas caminando hasta allá a esta hora. Rosa – Está bien, gracias señora Juliet. Juliet – Perfecto, déjame sacar mi moto, te espero afuera. Rosa – De acuerdo. Juliet – Espérame Abel aquí mientras llevo a Rosa a la escuela, ya vuelvo. Asiento con la cabeza, Má se va a la parte trasera de la florería para sacar su moto, mientras esperamos Rosa llama mi atención y me comenta. Rosa – Abel ha sido muy divertido, hoy aprendí un montón. Abel – Me alegro saberlo, siempre eres bienvenida. Rosa – Te lo agradezco… nunca imagine que la señora Juliet fuera tu madre. Abel – No era obvio, somos como dos gotas de agua. Rosa suelta una pequeña carcajada. Abel – Es curioso, pero nunca te había visto entrar en la tienda antes. Rosa – No he vuelto aquí desde hace mucho, desde que se cambiaron de local. Abel – Oh, sí, fue por la fuga de gas. Rosa – ¿Fuga de gas? Abel – Sí, resulta que había una lavandería al lado de la florería, un día hubo una fuga de gas en la lavandería, solo falto una pequeña chispa para que causara una explosión y ¡Boom!, ya no había más lavandería. Rosa – Dios mío, hubo algún afectado. Abel – Por suerte no, la tienda estaba cerrada, los únicos heridos fueron las camisas planchadas de los clientes. Rosa – ¿Hubo daños en la florería? Abel – Sí, varios daños en la estructura, el seguro cubrió la mayoría de los daños, decidimos cambiar de local, algo más cercano a la zona comercial, además mi Má temía que volviera a pasar algún accidente similar en el futuro. Rosa – Es entendible. Mi Má toca el claxon de su moto para avisar a Rosa que ya se encuentra afuera. Rosa – Tengo que irme Abel, no quiero hacer esperar a la señora Juliet. Abel – Claro, nos vemos mañana en el club, de acuerdo. Rosa – De acuerdo. Le doy un abrazo de despedida a Rosa, ella sale de la tienda, se coloca el casco adaptable para varias especies de dinos y se despide de mí con la mano, yo le devuelvo el gesto, se pone en marcha la moto y las puedo ver alejarse hasta donde mi vista me lo permite. Entro a la tienda y organizo algunas cosas mientras Má vuelve, riego algunas plantas, tiro a la basura las flores marchitas y hago limpieza en general. Alrededor de una media hora Má vuelve, ella toca el claxon para avisarme que ya es hora de irse, salgo de la florería, cierro la puerta con llave y bajo las rejas que cubren los vidrios, voy hacia la moto y Má me entrega el mismo casco que utilizo Rosa, me lo pongo, subo a la moto y nos ponemos en marcha a nuestro hogar. Llegamos al conjunto de apartamentos, me bajo de la moto y me dirijo al quinto piso del edificio mientras ella guarda su moto en el parqueadero, unos minutos más tarde ella entra al apartamento. Juliet – Este día se pasó volando, ¿no crees? Abel – Sí, el día se fue en un parpadeo. Juliet – Voy a preparar algo de cenar, ¿tienes hambre? Abel – Siempre. Má me da un pulgar arriba y se dirige hacia la cocina a preparar algo de cenar, yo me dirijo al sofá que está en la sala a descansar. Al cabo de una hora la cena ya está lista, le ayudo a colocar los platos y los vasos en la mesa, ella preparó un bistec con patatas y una ensalada, ella no se sirve ensalada… odia los vegetales, supongo que más para mí, nos sentamos y damos gracias a Jesús Raptor por los alimentos que nos brindó el día de hoy, luego de la plegaria nos ponemos a devorar nuestra cena. Juliet – No tenía idea de que conocieras a Rosa. Abel – Yo no tenía idea de que tú la conocieras. Juliet – Es una agradable casualidad, es una chica muy dulce. Abel – Bueno, siempre y cuando no la hagas enojar. Juliet – Me resultaría muy difícil imaginarme a Rosa enojada, sabes, siempre la veo tan contenta. Aunque recuerdo que ella últimamente se veía triste y desanimada… ¿Por qué será? Abel – Si… ¿Hace cuanto ella es tu cliente? Juliet – Déjame pensar… aproximadamente un año y medio. Abel – Es raro, nunca la había visto antes en la florería. Juliet – Es porque ella solo va los sábados y de vez en cuando los domingos, tu el fin de semana te la pasas holgazaneando. Abel – No holgazaneo… me pongo a estudiar algo de botánica y el resto del día descansó. Juliet – Holgazanear dije. Pongo mis ojos en blanco y simplemente no le sigo el juego. Juliet – Sabes… ella me comento que le caíste bien y que cuando te invito al club de jardinería no dudaste en decir que sí. Abel – Bu… bueno, no podía decirle que no, además la jardinería es algo que me llama la atención. Juliet – Eso está bien hijo, solo te recomiendo que ayudes a Rosa en todo lo que necesite en su club. Abel – Claro… no te preocupes. Terminamos de cenar, recojo los platos y los llevo al fregadero, termino de lavarlos y de organizar un poco la cocina, terminando me dirijo a mi habitación para irme a dormir. Abel – Buenas noches Má. Juliet – Que descanses hijo. Entro a mi habitación y me coloco la pijama, voy hacia mi cama y me desplomo en ella… empiezo a recordar todo lo que sucedió en el día de hoy… hay un pensamiento que me llega a la cabeza… son las palabras que le dijo Trish a la señora Roberts… “¡Usted no entiende por lo que está pasando, debo ir con elle!” ¿Qué pasa con Fang?, recuerdo también lo que me comento Naser y Naomi… está claro que está enojada, ¿pero por qué?, supongo que tarde o temprano lo averiguaré, ella va a estar mañana ayudándonos a embellecer el campus… tengo que tratar de hablar con ella con cuidado y no hacerla enojar… tengo que aprender a usar sus pronombres, no puedo seguir llamándola “ella”. Solo espero que mañana todo salga bien…