10 de enero - Volcadera Bluffs *Alarma del celular* ¿Ya es de madrugada?… carajo, no quiero levantarme de la cama, pero debo prepararme para ir a la escuela… Me levanto y me dirijo a la ducha, me quito la pijama y entro… el agua tibia, me llena de energía, termino de bañarme y proceso a ponerme mi ropa de siempre, mis jeans negros, mi chamarra de cuero, mis botas cafés y mi gorro de lana gris. Me dirijo a la cocina para prepararme algo de desayunar, algo sencillo, cereal con leche. Termino de comer y verifico si mi Má esta en casa… no esta, su cama aún está tendida y la cena que le prepare aún está guardada en el horno… no puedo creer que se haya quedado de nuevo en la florería toda la noche. Sé que es un trabajo muy importante, ella debe de hacer muchos arreglos florales para esa boda… son demasiados, son para una familia muy prestigiosa, es inútil tratar de convencerla de que no trabaje tanto, ella se toma su trabajo muy en serio porque quiere que tengamos una mejor vida. Está decidido, iré a ayudarla después de clases. Tomo las llaves del comedor y salgo del apartamento, cierro la puerta con seguro, tomo el ascensor y llego al primer piso, salgo del edificio, saludo al guardia de seguridad y me dirijo a la parada de autobús. Esta vez el autobús solo tardo diez minutos, me subo y me dirijo a la escuela, saco de mi bolsillo el horario de clases para ver cuál es la primera asignatura que tengo… Salón 215 – Profesor Jingo – Música Clase de música… es una asignatura optativa, pero era la única que tenía un cupo libre, de igual manera no sería mala idea aprender a tocarla algún instrumento, nunca se sabe cuándo me sería útil… como para tocar en un desolado establecimiento de comida rápida sin casi público y en el sitio más peligroso de Skin Row… es demasiado sombrío pensarlo de esa manera… solo concéntrate en pasar la asignatura. No tardó en llegar a la escuela, me bajo del autobús y miro el reloj… aún me quedan quince minutos para que empiece la clase, saco mi celular y me pongo a revisar si ya están disponibles algunos juegos que me llaman la atención… nada de momento, no puede ser tan complicado hacer un videojuego, además si este se trata de una novela visual, ya tengo ganas de abrazar… ??? – ¡Hola Abel, como estás! No me había dado cuenta de que había alguien delate de mí… es Rosa y Stella. Abel – Hola chicas, cómo están. Stella – Muy bien, con ganas de empezar las clases. Rosa – Genial mi niño, solo un poco cansada… *bostezo* Se nota que Rosa no ha dormido bien, además se le ve un poco desanimada… tengo una idea para levantarle el ánimo. Abel – Ya que te vi Rosa te había prometido que me uniría a tu club, bueno donde firmo. Ella me mira y me regala una gran sonrisa. Rosa – ¡Ah, mi niño, me alegra saber que no has perdido el interés! Stella – Sí, sabía que no te ibas a echar para atrás. Rosa – Sí, me alegra saberlo, aunque yo sea la presidenta del club yo no me encargo del papeleo, tienes que ir a ver a la presidenta del consejo estudiantil para que ella te ayude a llenar tu formulario, ella se llama Naomi. Abel – ¿Naomi es la presidenta del consejo? Rosa – ¿La conoces? Abel – Sí, ella y Naser fueron mi “comité de bienvenida” por así decirlo. Rosa - Chingón, entonces solamente tienes que ir a buscarla, ella pasa la mayoría del tiempo en su oficina, esta cerca de la del director. Abel – Iré a la hora del almuerzo, de acuerdo. Rosa – De acuerdo. Ella me mira con una gran sonrisa dibujada en su rostro… es solo que me quedo mirándola por un momento, me pierdo en sus ojos escarlatas… me alegro verla mas animada… Stella – ¿Ustedes dos son muy adorables, hay algo de lo que tenga que saber? Rosa y yo damos un paso hacia atrás y apartamos nuestras miradas, ambos nos avergonzamos y nuestras caras toman un color rojizo. Rosa – Bu… bueno de todas maneras… cuál es tu primera clase. Abel – Ah… si sí, es la clase de música con el profesor Jingo. Stella – ¡Qué coincidencia tenemos la misma clase, ahora seremos compañeros de banda! Dulce Jesús Raptor tengo que soportar toda una clase con la imprudente de Stella… *Campanadas genéricas de escuela* Abel – Debemos darnos prisa o llegaremos tarde, Stella podrías guiar el caminó, no sé dónde… Antes de que terminara la frase, ella me agarra de la mano y me arrastra hacia el edificio. Stella – Claro que si, nos vemos más tarde Rosa. Abel – Oye tranquila, espera… Me despido de Rosa con mi mano libre y ella hace lo mismo. Alrededor de unos cinco minutos llegamos al salón de música y entramos… maldita sea, creo que Stella me dislocó el brazo cuando me arrastró por casi toda la escuela, ella tiene mucha fuerza. Stella – Bueno, aquí es. Abel – Eso parece… pienso que el profesor aún ni ha llegado. Observó alrededor del salón para familiarizarse y veo una cara conocida… es Leo, parece que también compartimos esta clase. Stella – Discúlpame un momento Abel… Stella se aleja y se dirige hacia donde hay una chica que estaba practicando con un bajo, se trata de un pterodáctilo de color gris azulado, su cabello es color plateado y cuenta con una vestimenta en su totalidad de color negro… tal parece que se lleva bien con Stella, veo que ella saca su mazo de cartas del tarot y se lo enseña a la chica alada, pero ella niega con la cabeza y Stella procede a hacer algunos pucheros, las dos se quedan hablando y soltando una que otra carcajada. Observó al otro lado del salón y veo a Leo que está practicando con una guitarra acústica… lo escucho detenidamente y notó que está tocando algún tipo de bolero, suena bastante bien en mi opinión… no me distraigo más y procedo a tomar un asiento que estaba en la parte de atrás del salón, al pasar un par de minutos el profesor entra al salón. Mr. Jingo – Buenos días a todos, ya saben la temática, tomen un instrumento y diviértanse. El profesor procede a aplastarse en un sillón mullido que tenía cerca, se coloca un par de auriculares y se desploma… ¿Esta es la clase?, solamente deja a sus estudiantes que hagan lo que quieran y él solo se duerme, no me sorprende la verdad, en mi antigua escuela era un milagro si los profesores asistían. Miro a mí alrededor y veo que la chica pterodáctilo sigue practicando con su bajo, Stella saco de su mochila un instrumento de viento… es una ocarina y comienza a tocarla… no diría que lo hace mal, pero tampoco bien, de seguro empezó hace poco a dominar ese instrumento, miro a Leo y veo que sigue rasgueando las cuerdas de su guitarra. Me percato que el resto de los estudiantes utilizan más su tiempo para hablar y ver su celular… se nota que esta clase solo es para rellenar espacio en la agenda de algunos. Debería al menos aprovechar el tiempo y tratar de familiarizarme con algún instrumento. Me dirijo a la pila de instrumentos que hay en un lado del salón, pero… parece más una pila de basura, bajos sin cueras, guitarras rotas, teclados sin teclas e instrumentos de percusión dañados… busco en el cementerio de instrumentos y logro encontrar una guitarra acústica color verde, parece que está en buenas condiciones… un poco vieja, pero servirá. Me dirijo a mi asiento, tomo mi celular y reproduzco videotutoriales de como tocar la guitarra, trato de seguir las instrucciones del tipo del video, pero no entiendo muy bien, sigo intentando con otros videos y aprendo una que otra cosa teórica, pero nada en la práctica, estaba tan concentrado en los videotutoriales que no me percate que alguien se me había acercado… ??? – Realmente apestas en esto. Otra vez ese olor a quemado, subo la mirada y es… Leo, ¿Por qué se acercaría? Abel – Sí… la verdad soy un bastante manco en estas cosas. Leo – Bueno… lo primero que debes saber es sobre la postura y la manera correcta de agarrar la guitarra... Él toma una silla que estaba cerca y se coloca al frente de mí. Leo – Mira, descansa la guitarra en tu regazo como yo lo hago. Abel – ¿Así? Él asiente con la cabeza, el me empieza a dar varios consejos y yo proceso solamente a escucharlo. Leo – Tienes que usar la guitarra para crear música y no convertirlo en un instrumento de tortura. Abel – ¿Hace cuento tiempo te diste cuenta de que estoy tocando la guitarra? Leo – Como no darse cuenta, es abominablemente sonoro. Leo procede a darme unas lecciones básicas sobre la música y de la guitarra, punteos, rasgueos, notas, partituras y demás… para ser sinceros es un buen instructor, pero desearía que no mencionara a cada rato que apesto en la guitarra. Después de alrededor de una hora logro hacer unos rasgueos básicos… no suena tan mal. Leo – Vaya, ya no suenas como el grito de dolor de un pterodáctilo. Abel – Gracias por el comentario. Leo – Si sigues practicando así dejarás de hacer llorar a la guitarra. Abel – Supongo… Me estiro un poco y veo alrededor del salón y noto que la chica pterodáctilo nos estaba observando… no sé cuánto tiempo lleva mirándonos, ya que lo noto, hace un buen rato que dejo de sonar su bajo. Ella se da cuenta de que la observó y aparta la mirada rápidamente, saca su celular del bolsillo y se pone a teclear… raro. Abel – Leo… te quería hacer un par de preguntas, si no te importa. Leo – Las oigo. Abel – ¿Quién es la chica gótica que está tocando el bajo? Leo – Ah, elle es Fang, le conozco de hace años, pero no nos hablamos, sé qué elle tiene una banda y esas cosas, pero la verdad su música no es de mi gusto. Abel – ¿Por qué? Leo – Dos bajos. Abel – ¿Cómo? Leo – Utilizan dos bajos y una batería… suenas demasiado pesado para mi gusto. Abel – Diablos… Escuche un poco los punteos de Fang a lo largo de la clase y no sonaban nada mal… pero además de eso caigo en cuenta de algo… Abel – Leo hace poco le dijiste “elle”, ¿Por qué? Leo – Eso es porque elle no se identifica como mujer u hombre, es no binarie, la verdad es un dolor de cabeza hablar así, a veces me muerdo mi lengua tratando de usar sus pronombres. Abel – Pero te salen con naturalidad. Leo – Con el tiempo te acostumbras… si en algún momento hablas con elle trata de usar sus pronombres, a elle le molesta bastante que le digan que es una chica. Abel – Entonces porque razón utilizaría esa ropa tan reveladora. Leo – Si le vas a acosar, ya no te puedo ayudar Bel, podrías al menos invitarle a salir primero. Abel – ¡No me refería a eso! Leo suelta una pequeña carcajada. Leo – ¿Qué otra cosa me querías preguntar? Abel – Cierto… ¿Por qué razón me ayudaste con lo de la guitarra? Leo se pone una mano en el puente de su pico y lo rasca con sus dedos. Leo – Supongo que si eres mi compañero de ciencias no puedo permitir que digan que me junto con un manco que tortura a los demás con sus increíbles melodías. Abel – ¡Oye, pero qué carajos! Leo suelta otra carcajada, acaso solo soy una burla para él… Me percaté que alguien se nos acerca, es Stella. Stella – Pe… perdona Leo… disculpa. Leo se percata que lo llaman y voltea a ver a Stella. Leo – ¿Dime, que pasa Hella? Stella – Te estaba… viendo cómo ayudabas a Abel con la guitarra y te quería pedir… Stella es un manojo de nervios, pobre chica le cuesta terminar sus palabras. Leo – Si… Stella – Me… puedes ayudar con estas partituras… la verdad, no sé cómo leerlas. Stella le pasa a Leo un par de hojas… son las partituras de una canción… espera, ¿todo este tiempo fingió que estaba leyendo las partituras, todo lo que toco fue improvisado? Leo – Bueno… la verdad es que ya la clase va a terminar y yo… Stella – Ohhh… está bien, no quería molestarte… Se le puede ver en la cara de Stella una expresión de decepción, miro a Leo y este se coloca la mano en la nuca y lanza un suspiro. Leo – Podría… darte una pequeña lección en la hora del almuerzo, si te parece bien. Stella se pone una mano en la boca para evitar gritar y le devuelve una gran sonrisa a Leo. Stella – ¡Si, eres el mejor, sabía que podía contar contigo! *Campanadas genéricas de escuela* Y con eso acaba la clase de música… fue bastante interesante todo lo que pasó. Empezamos a empacar nuestras cosas, Leo guarda su guitarra en un estuche negro que tenía cerca, dejo la guitarra en la pila de instrumentos destruidos, tomó mi mochila y me acerco a Stella. Abel – Entonces lograste convencer a Leo para que te diera una pequeña clase. Stella – Si, es genial, la verdad es la primera vez que le pido ayuda. Abel – ¿Nunca le habías pedido ayuda antes? Stella – No… no me atrevía a hacerlo, no quería molestarlo. Abel – ¿Molestarlo, de qué forma? Stella – Bueno… él siempre tenía esa expresión de frialdad y eso me hacía sentir que no quería que nadie se le acercara, pero hoy fue diferente. Abel – ¿A qué te refieres? Stella – Bueno, él se ofreció a ayudarte con la guitarra y la verdad es raro que haga eso, ya que no se junta con nadie… bueno excepto con Reed. Abel – ¿Reed? Stella – Ya lo conocerás. El punto es que rara vez le dirige la palabra a alguien, es muy reservado. Abel – No sé qué decir, hasta ahora lo estoy conociendo. Stella – Bueno, no importa ahora, iré con Leo a vernos con Rosa en la cafetería, ¿vienes? Abel – Lo siento Stella voy a aprovechar la hora del almuerzo para hacer el papeleo para inscribirme en el club de jardinería, se lo prometí a Rosa. Stella – Claro, sería lo mejor, le daré saludos a Rosa de tu parte. Abel – Está… Bien, nos vemos más tarde. Stella se despide guiñándome el ojo y sacando la lengua, se apresura a alcanzar a Leo, el cual ya estaba saliendo del salón. Procedo a irme también no antes de ver al profesor Jingo postrado en su asiento… sigue dormido, si no me dijeran que es el profesor no me lo creo, dejando eso de lado, salgo del salón y me pongo a buscar la oficina de la presidenta del consejo estudiantil. A este punto ya no me sorprende estar perdido, no tengo de otra que pregunta a dónde puedo encontrar a Naomi, debí preguntar a… ??? – Oye imbécil te estábamos buscando. Oh Jesús Raptor, ahora en que me he metido… ??? – Te dije que no era el hombre, se parece, pero no es él. Abel – ¿Les puedo… ayudar en algo? Se trata de un par de individuos, uno es un velociraptor rosa, se ve por su postura y expresión que es una persona bastante tranquila… eso quiero pensar y la otra en una triceratops morada que por su tamaño pensé que era una niña perdida, pero luego me fijé en otras cosas... supe que no era una niña. Chica – Nada que te importé, solo me equivoqué de persona. Chico – Oye Trish no seas grosero con el compadre, no es su culpa. Abel – Me confundiste con un dino. Trish – No idiota, sería retrasada si lo hiciera, es otro skinnie el que estoy buscando. Chico – Sí, hombre, se llama Anon, ¿de casualidad sabes de quién estamos hablando? Abel – No lo conozco, lo vi en una ocasión, pero nada más. Trish – Olvídalo, vamos Reed sigamos buscando a ese imbécil. ¿Reed? Este no es el tipo que me menciono Stella. Ya que están aquí podría aprovechar y preguntarles en dónde está la oficina de Naomi. Abel – Esperen, les quería hacer una pregunta. Reed – Dispara bro. Abel – ¿Saben dónde puedo encontrar la oficina de la presidenta del consejo estudiantil? Reed – Claro hombre, te podemos decir dónde queda, es posible que encontremos a Anon por ahí, vayamos los tres. Trish – ¿Y para qué quieres ver a Naomi? Ella no se encarga de ninguna organización de beneficencia. Abel – ¿Qué? No, es para que me ayude con unos formularios. Reed – No importante bro cuál sea el motivo, eso no nos incumbe. Trish – Sí… claro, vámonos de una vez, debemos encontrar a ese simio. Partimos hacia la oficina de Naomi, en el camino me la pasé charlando con Reed, le conté sobre las personas que había conocido en el transcurso de estos días… me llama la atención que vuelvo a percibir ese olor a quemado… por otro lado, Trish no dijo nada en el camino, estaba más concentrada en encontrar a este tal Anon… más qué querer hablar con él pareciera que le quisiera dar una golpiza. Al final llegamos a la oficina de Naomi. Reed – Es genial hombre que conozcas a Leo, es un colega de toda la vida, también es bueno que te juntes con Rosa y Stella son buenas chicas, aunque… yo no haría enojar a Rosa. Me comenta eso último mientras se masajea el brazo como si se lo acabaran de golpear. Abel – Gra… gracias Reed lo tendré en cuenta. Trish – Bueno, fue un placer y todo, pero debemos encontrar a ese arroja lanzas pelón… bueno sin ofender. Abel – Claro… Reed – Bueno, seguiremos nuestro camino, nos vemos luego bro. Abel – De acuerdo, nos vemos luego. Reed se despide con un choque de puños y Trish solo levanta la mano y se van dejándome afuera de la oficina de Naomi. Terminaré rápido con esto, ya me he tomado gran parte de la hora del almuerzo solo para llegar aquí, giro el picaporte y entro a la oficina. Abel – ¿Hola? Veo a Naomi sentada en un gran escritorio de madera con mucho papeleo, pobre chica tan joven y con tantas responsabilidades… ¿Acaso a ella le pagan por hacer todo esto? Ella alza la mirada y se fija en mí. Naomi – ¡Hola Abel!, qué sorpresa verte por aquí. Abel – La verdad me sorprende más verte luchando con todo ese papeleo que tienes allí. Naomi – *suspiro* Y que lo digas, tengo que hacerme cargo de varios asuntos escolares, como calcular los presupuestos para cada club y preparar varias presentaciones que se harán en la asamblea estudiantil. Claramente ella está bastante estresada, me sentiría mal si le pidiera que me ayudara con la inscripción para el club de jardinería. Abel – Lo siento Naomi, estás muy ocupada, es mejor que vuelva más tarde… Naomi – No sea tan formal Abel, viniste por alguna razón, si no te importa, ahora mi uncia prioridad es ayudarte. Abel – Bueno…, ya que lo pones así… necesitaba tu ayuda para poder realizar mi inscripción para entrar al club de jardinería… Naomi – Así que al fin decidiste entrar al club de jardinería. Abel – Sí… realmente me llama la atención. Naomi me mira cuidadosamente y nota que mi cara se puso un poco roja. Naomi – Oh… ¿Te llama la atención el club o alguien que está en el club? Abel – ¡NO! No pienses de esa forma, en realidad Rosa… Naomi – ¡Así que es por Rosa! Abel – ¡Naomi no… sé, a mí me llama la atención el club y Rosa me invitó a unirme, nada más que eso! Naomi suelta una carcajada por la vergüenza que me da hablar del tema. Naomi – Abel, todavía eres un niño. Volviendo a lo que nos compete, te imprimiré un formato de inscripción para que lo llenes y así podrás entrar oficialmente al club. Abel – Te… lo agradezco. Naomi teclea en una vieja computadora que tiene al lado de su escritorio y comienza a sonar un ruido bastante anticuado de una impresora que ya debería ser convertida en chatarra. Hay un pensamiento que va y viene en mi cabeza, ¿realmente me estoy uniendo al club de jardinera por el interés que tengo por las plantas y todo eso o realmente lo estoy haciendo por… Rosa? Antes de que me diera cuenta la destartalada impresora termina de imprimir el formulario, Naomi lo toma y me lo pasa con un bolígrafo, Naomi – Muy bien Abel, debes de poner tu nombre aquí… tu firma aquí… tus iniciales aquí y aquí… Abel – ¿Espera, en donde? Naomi – Es un chiste, solamente pon tu nombre completo aquí y firma en la parte de abajo y eso sería todo. Procedo a llenar los espacios que Naomi me indico y luego le entrego la hoja de papel. Naomi – Y listo, eso sería todo Abel, oficialmente ya están dentro del club de jardinería. Abel – ¿Espera eso era todo? Naomi – Sí, en realidad hacemos esto más por protocolo. Abel – Está bien. Naomi – *Suspiro* Deberías hablar con Rosa para que te dé información de los horarios y te ponga al día. Noto cansancio en sus palabras, no debería entrometerme, pero qué clase de persona sería si no la escucho, podría ayudarla de alguna manera. Abel – ¿Naomi, estás bien? Naomi – Oh, lo siento Abel es solo que… no quiero preocuparte. Abel – No te preocupes, si necesitas hablar con alguien aquí estoy, ahora mi uncia prioridad es ayudarte. Sonó mejor en mi cabeza. Por suerte Naomi se lo toma bien y sonríe un poco. Naomi – Mira, me preocupo mucho por Naser, él últimamente está… Abel – ¿Qué le sucede a Naser, se encuentra bien? Naomi – No es grave, es solo… es esa hermana suya… Abel – ¿Hermana? Naomi – Mira, lo que pasa es que Fang solo insulta y repele a Naser, lo único que él quiere es ayudarla. Abel – Así que Fang es la hermana de Naser… Naomi – ¿La conoces? Abel – Algo así, la vi en la clase de música, estaba practicando con un bajo. Naomi – Sí, suena a algo que haría ella. Abel – Eso lo habrá afectado bastante, me imagino. Naomi – Claro que sí, llego un punto donde ya no duerme bien y él desgastó físico de las clases y el club de atletismo lo están llevando a su límite. Abel – Lamento oír eso, Naser se ve que un tipo genial y no puedo imaginar a alguien como el preocupado por algo… Naser – Sí… pero no puedo dejar sole a Fang, es familia y no puedo dejar a un familiar en el abismo. Naomi y yo casi no caemos de nuestros asientos del susto que no dio Naser… desde hace cuánto tiempo está parado al lado de la entrada. Naomi – Ho… hola cariño, ¿desde cuánto tiempo estas hay parado? Naser – Lo suficiente. Naser se fija en mí, estira su brazo y acerca su mano con la palma abierta… acaso me va a golpear… él pone su mano en mi hombro y luego da un fuerte suspiro. Naser – Puedo ver por lo poco que te conozco que eres una persona de fiar y eso es raro para alguien de tu tipo. Abel – Alguien… ¿De mi tipo? Naser – Olvídalo… te agradezco que te preocupes por mí, pero estoy bien. Naomi – Disculpa cariño que te interrumpa, te gustaría un poco de té con galletas, te ayudara a relajarte. Naser – Claro dulzura, me caería bien. Naomi – ¿Te apetecería un té a ti también Abel? Abel – Claro, porque no. Naomi se levanta de su asiento y se dirige a un armario y de ahí saca un juego de té con algunas bolsitas, un termo con agua caliente y una caja con un bonito lazo rojo. Ella procede a preparar todo. Naser toma una silla de plástico y se sienta cerca de mí. Naser – Me da curiosidad, alcance a oír que conociste a Fang, ¿es verdad? Abel – Bueno, no realmente, ella estaba en la clase de música conmigo. Naser – Sé que es un poco complicado, pero prefiere que le llamen elle, por su no binarismo. Abel – Oh, lo siento, no estoy acostumbrado a usar esos pronombres, ya me lo habían advertido. Naser – Sí… no hay lío. Lo que me preocupa es que todo empezó a ir a peor desde el día que se presentaron en ese concierto aquí en la escuela. Abel – ¿De qué hablas Naser? Naser – Espera, ya te lo muestro. Mientas Naser busca algo en su teléfono Naomi vuelve con nosotros con tres tazas de té y una caja de galletas caceras. Naomi – Aquí tienen chicos. Abel – Gracias Naomi, esto realmente huele bien. Naomi – Es té de miel y jengibre… el favorito de Rosa. Tome un sorbo de té y esa afirmación que dijo Naomi hizo que parte del té se me fuera por las fosas nasales, estoy tosiendo y tratando de recuperar la compostura. Veo a Naomi y me mira con una cara burlona y de satisfacción… creí conocerte bien mujer. Naser – ¿Oye Abel estás bien? Abel – Si solo *tos* bebí mal el té, es todo *tos* Naser me da unos puñitos en la espalda y luego procede a mostrarme su celular. Naser – Mira a esto me refería… Naser me muestra un video de un trío de personas que están paradas en un escenario… reconozco a los tres, se trata de Fang, Trish y Reed, cada uno cuenta con un instrumento y luego de una pequeña pausa ellos… oh Jesús Raptor, eso suena demasiado pesado para mi gusto. Me acabo de percatar que están utilizando dos bajos, hasta con lo poco que he aprendido de música sé que eso es una mala idea. El público no dejaba de abuchear a la banda y gritarles lo malos que eran, se puede ver el enojo de Fang y como ella trata de enfrentarse al público, el vídeo termina con los tres miembros de la banda saliendo del escenario dejando a un inconforme público detrás. Abel – Esto es… diferente, un poco pesado para mi gusto. Naser – Suena horrible, ya lo sé, no puedes tapar el sol con un dedo. Naomi – Vaya concierto, no. Abel – ¿Tú grabaste esto? Naser – No, alguien más lo grabó y lo publicó en las redes sociales, eventualmente toda la escuela lo vio. Abel – Vaya… pero no puedes culparme, por eso Naser. Naser – Yo invité a la mayoría de esos imbéciles… yo solo quería que Fang tuviera un público real, que no tocará para la nada y al final fue un desastre. Naser se agarra la cabeza en señal de frustración. Abel – No tienes por qué castigarte de esa manera, al fin y al cabo, tu intención era ayudar a tu herma… ne, no podías saber lo que iba a pasar. Naser – Abel, la verdad es que… Abel – Tus intenciones son buenas Naser y sé que Fang lo sabe, solamente está enojade por lo que le pasó a elle y su banda, tienes qué darle tiempo para pensar y qué elle misme se dé cuenta de que no es tu culpa y que estás siempre para apoyarla. Aún me cuesta un poco utilizar esos pronombres… Naser – Mierda… desde cuándo te volviste mi maldito psicólogo. Abel – Te puedo agendar una cita para el jueves, no cobro mucho. Esa pequeña broma hizo que Naser soltará una pequeña carcajada, se le ve un poco más animado. Naser – Eres un buen tipo Abel, es bueno tener a personas como tú cerca para poder hablar este tipo de cosas. Abel – No te preocupes Naser. *Campanadas genéricas de escuela* Naomi – ¡Oh dios, ya se acabó la hora del almuerzo, llegaré tarde a mi siguiente clase! Naomi saca una agenda que tenía en su morral y revisa cuál es la siguiente clase que tiene… Naomi – Oh mierda… Creo que nunca la había oído maldecir. Naser – ¿Qué pasa cariño? Naomi – La señora Roberts… es mi siguiente clase. Naser se queda congelado y no dice nada. Abel – Que… que pasa con ustedes, parece que vieron un fantasma. Naomi – La señora Roberts es un poco complicada… Ya que menciono a la profesora, me tiento y miro mi arrugada hoja con mis horarios para verificar mi siguiente clase. Salón 206 – Profesora Sara Roberts – Clase de Filosofía – Profesora de curso. Abel – Oye Naomi, tal parece que compartimos la siguiente clase. Naser – Lo siento por ti hermano. Abel – ¿Cómo? Naomi – No exageremos… existe la posibilidad que se enfermó y no llegó a trabajar… Naser – Lo dudo. Naomi – Sea Roberts o no, no podemos llegar tarde a clase, vámonos Abel. Abel – De acuerdo, pero todo esto me da una mala espina. Nos despedimos de Naser, él se queda en la oficina de Naomi ayudando a organizar todo el papeleo y guardando el juego de té. Sigo a Naomi, ella no dice nada en todo el camino, solo se queda cabizbaja y pensativa… acaso la profesora es tan aterradora como ella me quiere hacer imaginar, llegamos al salón, Naomi abre la puerta, entramos y sólo espero que Naomi solo este exagerando todo esto.