9 de enero del año 201M2020 A.C. – Volcadera Bluffs. Estoy de camino a mi nueva escuela sin saber que me depara mi futuro en ese lugar, hace un frío del carajo, menos mal me puse mi chamarra favorita. Me desperté muy temprano, no pude conciliar el sueño durante toda la noche, debe de ser por los nervios, mi Má me insistió en que ingresará a esa escuela, ella hizo parte de esa escuela cuando era más joven, es muy terca y es una mala idea llevarle la contraria, así que no me queda de otra. Busque por internet información del instituto Volcano, leí que es una escuela enteramente compuesta por dinos, no es que eso me moleste, pero no dejo de pensar que los demás me verán como un espectáculo andante, ya que sería el único estudiante sin cola, garras, branquias u otra cosa extraña que pudieran tener. Es lógico que mi Má me quisiera enviar a esa escuela, me comentaba que pasó grandes momentos de su juventud en ese sitio, supongo… que debo confiar en ella y seguir adelante, que es lo peor que podría pasar. Llegó al gran edificio y veo una escalera que conduce hasta la entrada principal, me fijo en varios estudiantes sentados en los escalones, es un poco deslumbrante ver tantos colores juntos en un solo lugar… un poco vomitivo… Solo fue cuestión de tiempo para que los estudiantes se dieran cuenta de mi presencia, era bastante incómodo que solo se quedarán mirando y susurrando entre ellos… ¿acaso jamás vieron a un humano en su vida?, solo me dedico a subir por los escalones con mis ojos clavados en mis botas tratando de no hacer contacto visual con nadie. Al llegar a la entrada principal entro lo más rápido que puedo y cruzo por un pasillo sin apartar la mirada de mis botas, solo era cuestión de tiempo para qué chocará con algo o alguien… y así fue, golpe a uno de los estudiantes en el brazo, esto ocasionó que se le cayera un libro que tenía en la mano, me fijo de quien se trata y es un liopleurodon muy alto y delgado, un dino de color azul agua con el cabello revuelto de un tono color azul violeta… mierda que buena primera impresión estoy dando a todo el mundo, él no dice nada solo hace una mueca de fastidio, toma el libro que se le cayó y simplemente se va. Qué tipo más extraño, pensé que me iba a golpear o mínimo lanzarme algún tipo de insulto, parecía estar demasiado concentrado en sus pensamientos… en fin. Deje ese asunto de lado y recordé que debía llegar a mi primera clase, saque una hoja de papel bastante arrugada de uno de los bolsillos de mi chamarra para confirmar el salón, profesor y asignatura… Salón 203 – Profesor Tsuki – Lenguaje. Me puse en marcha en busca del salón… un momento… ¿Dónde mierda está el salón?, no tengo otra opción que preguntarle a alguien como llegar, le pedí ayuda a un grupo de chicas que estaban cerca de los casilleros, ellas me indicaron como llegar al salón 203, gracias a estas indicaciones no me fue muy difícil encontrar el salón, al entrar me di cuenta de que todavía faltaban estudiantes, eso o algunos no les interesan faltar a esta asignatura. Busqué alguna silla vacía para sentarme, me dirigí a la primera fila de pupitres, me senté detrás de una chica… un anquilosaurio de color naranja, con un largo cabello castaño, su vestido negro le cubría la mayoría de su cuerpo, además desprendía un agradable olor floral… ella estaba concentrada leyendo un libro sin prestar mayor atención a su alrededor. Al poco rato ella se dio cuenta de que me había sentado en el pupitre que estaba detrás de ella, giró su cabeza y me miró con el rabillo del ojo… debe de estar pensando en el bicho raro que se sentó cerca de ella. Iba a saludarla, pero soy interrumpido por el profesor que acaba de llegar, me fijo en el profesor y… ¿A quién carajos se le ocurre que es una buena idea que un profesor entre a un salón de clases con una katana? Tenía el presentimiento de que me encontraría con gente fuera de lo normal, pero esto es ridículo, además estamos en alguna convención del manga o algo así para que lleve ese atuendo. El profesor con un horrible acento japonés nos saluda. Sr. Tsuki – Buenos días a todos, antes de nada, me hablían infolmado que teníamos a un nuevo pupilo entle nosotlos. Ah carajo… Sé que se está refiriendo a mí, quién más es nuevo por aquí, además he llamado mucho la atención en lo poco que llevo aquí. No es que sea asocial o algo por el estilo, simplemente quiero tener un perfil bajo y terminar el día sin tener que provocar algún tipo de problema. Sr. Tsuki – Por favol Abel-kun puede ponelse de pie y presentalse al lesto del salón. Me pongo de pie y al hacerlo todo el mundo se fija en mi. Abel – Ho… Hola mi nombre es Abel y es un gusto conocerlos… Me percato de algunas risitas y de uno que otro susurro entre ellos, hasta que alguien me hace una pregunta. Estudiante – Porque un skinnie como tú vendría a esta escuela, ya teníamos que lidiar con uno, pero ahora son dos. ¿Dos, acaso en esta escuela hay otro estudiante humano?, me pregunto quién puede ser… espera un momento, ¿skinnie?, que carajos le pasa, quien se cree ese tipo para llamarme así. Abel – En realidad entré a esta escuela por una recomendación familiar, además la florería de mi Má está cerca de aquí. Llamó la atención de la chica naranja que está sentada delante de mí. Chica naranja – De casualidad el nombre de esa florería es “La Orquídea”, ¿verdad? Abel – S.… sí, esa misma. Ella me regala una sonrisa y luego se gira, me pregunto si ella ha ido a la florería alguna vez, la verdad quisiera preguntarle. El profesor llama mi atención y me saca de mi pequeño trance. Sr. Tsuki – Está bien Abel-kun, con eso es suficiente, puede tomal su asiento. Tomó asiento y el profesor inicia su clase… Sr. Tsuki – Ahola dilíjase a la página 117 de su liblo de lenguje. Claro el libro… cuál puto libro… mierda, no me acordé de ir a la biblioteca a reclamar mis libros, mi Má me lo había dicho, debí ir antes de empezar las clases. No tengo de otra, levantó mi mano y llamó la atención del señor Tsuki. Abel – Pro… señor Tsuki, disculpe. Sr. Tsuki – Abel-kun, tiene alguna plegunta. Abel – No señor, lo que ocurre es que… no cuento con mis libros y la verdad no estoy al día con el tema que está explicando. El profesor se rasca la cabeza y contesta. Sr. Tsuki – Está bien, no hay ploblema, puedles leunirte con alguno de tus compañelos para que te ponglas al día. Tal parece que no tengo otra opción, si tan solo los bastardos que llamó compañeros de clase estuvieran dispuestos a ayudarme, sería mejor perderme del resto de la clase y tratar de… *Fuerte chirrido de una silla* Carajo qué sonido más desagradable, pero de dónde proviene… es esa chica que estaba sentada delante de mí, movió su pupitre al lado del mío... espera yo no le dije a ella… Chica naranja – Oye mi niño no te preocupes, podemos utilizar mi libro, además se te nota que no estás entendiendo nada de lo que esta explicando el profesor. Abel – La… la verdad es que tienes razón, además es el doble de difícil con esa forma de hablar que tiene. Ella me regala una sonrisa, abre su libro y lo acerca hacia mí para que los dos podamos leerlo. Chica naranja – Donde están mis modales, mi nombre es Rosa. Abel – Y… yo, Abel. Rosa – Lo sé pendejo, ya te habías presentado. No hubo malicia es sus palabras, en vez de enojarme me causó gracia. Pasamos el resto de la clase prestando atención al señor Tsuki… seré sincero, no entendía la mayoría de cosas que decía, por suerte estaba Rosa, es una muy buena tutora, es paciente conmigo y me corregía en lo que estaba haciendo mal, sin duda alguna es mejor profesora que el propio Tsuki. El profesor termina la clase dejándonos tarea para hacerla en casa y procede a sentarse en su silla dándonos la orden de retirarnos del salón, la mayoría de los estudiantes salen a toda prisa dejándonos solo a unos pocos. Rosa se levanta de su asiento y estira sus brazos, luego guarda su libro y cuaderno en su mochila. Rosa – Pensé que nunca acabaríamos, se me hizo una eternidad. Abel – Sí, eso mismo pensé… Rosa – Es hora del almuerzo, tengo que encontrarme con una amiga, tal vez nos veamos en otra clase… nos vemos. Antes de que ella se ponga en marcha llamó su atención. Abel – Oye Rosa… gracias por ayudarme… te debo una. Rosa me regala una sonrisa. Rosa – No hay de que mi niño, nos vemos más tarde. Abel – Cla… claro, adiós. Sin nada más que decir, ella toma su mochila y sale del salón, dejándome solo en mis pensamientos… Sr. Tsuki – Abel-kun… puedle salilse del salón de una vez. Sin percatarme era el único que quedaba en el salón, asiento con la cabeza al profesor y proceso a irme, dejándolo solo con su… manga, quiero pensar… El día ha comenzado bastante turbulento, pero no todo ha sido malo, aunque la mayoría de los estudiantes me evitan, tengo la esperanza que encuentre personas como Rosa… eso espero. Salgo del salón y me encuentro en uno de los pasillos, Rosa comentó que iba a ir a almorzar, posiblemente fue a la cafetería… no es mala idea, debería ir también, no puedo pasar el resto del día con el estómago vacío… ¿Dónde carajos está la cafetería?, todos estos pasillos y esquinas son laberínticos para mí, mi sentido dé orientación es una vergüenza. Aprovechó que hay una pareja de estudiantes que van pasando cerca de mí y con vergüenza llamó su atención. Abel – Ho… hola disculpen, quería saber dónde está la cafetería, soy nuevo aquí y no conozco bien este lugar. Observo a la pareja y se tratan de un pterodáctilo color gris oscuro, con un gran cuerno rayado naranja con negro… me llama más la atención esa horrible chaqueta verde que trae puesta, creería que no la usa para llamar la atención. Por otro lado, la chica es una parasaurolophus color naranja crema, rubia y con unos anteojos rosa, ella parece estar muy contenta por alguna razón. La pareja se queda mirándome por un momento y el chico con pésimo sentido de la moda me contesta… Chico – Sí, claro, toma ese pasillo hacia la derecha y luego el siguiente pasillo hacia la izquierda, te puedes guiar también por el olor de la comida. Abel – Oh… gracias, amigo. Antes de ponerme en marcha me detiene en seco el grito de la chica… Chica – ¡Oh, espera, eres tú el nuevo alumno que estábamos buscando, eres Abel, verdad! Abel – ¿Me… buscaban? Chico – Es cierto, el director Spears nos dio la tarea de ser tu comité de bienvenida. Abel – Oh… ya veo. Me doy vuelta y regreso con ellos, el chico extiende su mano esperando que yo lo salude. Chico – Mi nombre es Naser, un gusto. Abel – Un gusto Naser. Chica – Mi nombre es Naomi, es un placer conocer a otro humano que se une a nuestro cuerpo estudiantil. Recuerdo a algunos estudiantes mencionar a otro "skinnie", creo que es el mismo tipo del que están hablando. Naomi – Entonces Abel, si tú quieres podemos ir juntos a la cafetería, puedo darte algunas sugerencias de lo que hay en el menú, no hay nada como una comida sana y balanceada. Abel – Claro, estaría bien. Naser – Íbamos a pasar más tarde a la cafetería, pero ya que hablaron de comida se me abrió el apetito. Los tres nos dirigimos a la cafetería, no tardamos mucho en llegar, hay un par de estudiantes haciendo fila en la barra de alimentos, luego de un par de minutos compramos nuestro almuerzo. Yo pedí un emparedado de pollo con patatas fritas, Naser un gran emparedado de carne y una bebida deportiva y Naomi una especie de pasta rara con una ensalada… se ve muy poco apetecible, buscamos una mesa libre y nos sentamos poniendo nuestras bandejas en la mesa. Naomi – Entonces Abel, cuéntanos algo de tu antigua escuela y porque elegiste la secundaria Volcano. Abel – … Naser – Está bien Abel, no te preocupes, si no quieres contestar no hay ningún problema. Abel – No, está bien, estudiaba en una escuela pública cerca de Skin Row, era un lugar bastante “particular” en pocas palabras tratada de no llegar con una navaja clavada en mi estómago de camino a casa. Naser – Diablos hombre, había oído hablar cosas horribles de Skin Row, pero nunca creí que fueran reales. Abel – Algunas sí, me las arreglaba por mi cuenta, pero mi Má no estaba convencida de que siguiera estudiando allí, así que logró sacarme de esa escuela y meterme en esta, al menos para terminar mi ultimo año Naomi – Oh, de todas formas, me alegro de que hayas salido de ese sitio y ahora estés aquí con nosotros. Abel – Gracias, trato de sobrellevar el día a día. Naomi – ¿Has hecho algún amigo en el poco tiempo que llevas aquí?, sería bueno que te juntaras con personas que solo tengan buenas intenciones, como Naser y yo. Se notaba que la sonrisa de Naomi era bastante artificial. Abel – Sí… conocí a una chica muy amable… me ayudó en la clase de lenguaje. Naomi – ¿Puedo saber de quién se trata? Abel – Ehhh… se llama Rosa. Naomi – ¡Oh!, la conozco, es una chica muy dulce, siempre está dispuesta a ayudar a los que estén en dificultades, además ella es la presidenta del club de jardinería. Me percaté que Naser se estaba quedado dormido con la mitad de su emparedado reposando en su mano derecha… no voy a molestarlo, se ve bastante agotado, mejor sigo hablando con Naomi. Abel – Vaya… no sabía que ella le interesaba también la jardinería. Naomi – ¿También? Abel – Sí… lo que pasa es que mi Má tiene su propia florería y la ayudo cada vez que puedo, al pasar el tiempo le empecé a tomar mucho gusto a la jardinería. Naomi – Ohhh… Eso es muy tierno, sabes. Mierda debí sonar como un marica… Giro mi cabeza con la cara sonrojada por la vergüenza y me fijo que al fondo de la cafetería estaba el tipo con el que choque esta mañana. Está simplemente mirando su almuerzo con una expresión muy relajada, pareciera que no estuviera en el mismo plano existencial que nosotros. Naomi – Que sucede Abel pareces un poco distraído. Abel – Lo siento… no es nada. Algo llama la atención de Naomi y da un pequeño grito. Naomi – ¡Oh!, lo siento muchísimo Abel, pero tenemos que hablar con alguien que acabo de ver, es importante. El grito de Naomi hace despertar a Naser, él casi se cae de la silla. Naser – Que… qué, ¿paso algo? Naomi – Acabo de ver a Anon, está con Fang y su banda, es una buena oportunidad para hablar con ellos. Naser – Pero… está bien, cariño. Naomi – Lo siento Abel, nos tenemos que ir, nos vemos más tarde, disfruta del resto de tu almuerzo. Naser – Nos vemos… hablamos luego *bostezo* Me despido de la pareja y se van hacia el grupo de cuatro personas que se encuentran cerca de la barra de comida… me fijo que uno de ellos… es un humano, ese debe ser el otro estudiante que me han mencionado… Dejando eso de lado, termino de comer mi almuerzo y… *Campanadas genéricas de escuela* Carajo apenas me quedó tiempo para comer algo, sacó del bolsillo de mi chamarra el horario y reviso cuál es la siguiente clase. Salón 210 – Dr. Fernsworth – Ciencias. Me daría prisa si solo supiera a dónde carajos me tengo que dirigir… ni modo, tengo que volver a preguntar a alguien como llegar a la clase de ciencias, a este paso tendré que tirar migajas de pan en el suelo para saber a dónde voy y de dónde vengo. Le pedí indicaciones a un par de chicas que se encontraban cerca de la entrada de la cafetería, me llama la atención el gorro con cuernos que tiene una y lo pálida que es la otra, ellas me indician por donde debo dirigirme, sin mas les agradezco y las dejo con sus “muñecos”. Sigo las instrucciones que me indicaron el par de chicas y no tarde en llegar al salón de clases, entro y veo a varios estudiantes reunidos en pequeños grupos, para mi sorpresa veo algunas caras conocidas, se encontraba Rosa que estaba charlando con un estegosaurio color verde canario con cabello verde lima, también está ese liopleurodon azul, estaba sentado en el fondo del salón inclinado en su asiento y mirando hacia el techo. Rosa se fija en quien había ingresado en el salón y se percata de que se trataba de mí, ella levanta la mano y me saluda enérgicamente, luego me hace una seña con la mano para que me acerque. Rosa – ¡Hola Abel! Es una gran sorpresa verte en esta clase mi niño. Abel – S… sí, es una sorpresa verte a ti también. Chica verde – ¿De qué me he perdido? La chica verde me regala una gran sonrisa, tal parece que esta es la amiga de la que me habló Rosa. Chica verde – ¿Crees en el destino? Abel – Oh… ¿Qué? Chica verde – ¿Crees que tienes el control en tu vida? Abel – ¿Cómo… la verdad no entiendo de que estás hablando? Chica verde – Eres una persona interesante, quisiera saber que te depara el futuro, soy una especie de adivina, es mi trabajo. Rosa – En pocas palabras trabajas para el diablo. Chica verde – Cuántas veces te he dicho que eso no tiene nada que ver con el diablo, es algo más… místico. Yo no entiendo nada… Abel – Ah, de todas formas… Chica verde – Oh disculpa, ni siquiera me he presentado, me llamo Stella. Abel – Y yo… Abel. Stella – Entonces Abel, ¿quieres que te lea lo que te depara tu destino? Miró a Rosa y veo que empieza a hacer algunos pucheros, no tengo idea de porque le molesta que Stella lea el futuro de las personas, supongo que Rosa piensa que utiliza algún tipo de magia negra o algo por el estilo. Abel – Claro, porque no, podría ser divertido. Stella – ¡Yujuuu!… dalo por hecho. Stella saca una baraja de cartas… espera, ¿en dónde tenía guardado eso?, bueno, no importa, ella abre el mazo y arma las cartas como si fuera un abanico. Stella – Ahora Abel toma una, la que más te llame la atención. Elijo una carta al azar y se la muestro a Stella. Stella – Interesante… sacaste una arcana mayor, el mundo. Abel – ¿Eso significa que ahora tengo el poder de detener el tiempo? Stella – Uhhhh… espera un momento… acabas de hacer una… no me digas que te gusta… Rosa – Dile a Abel el significado de esa carta antes de que formes un alboroto. Stella – Ah, claro, significa la conclusión perfecta, la navegación sin obstáculos y la felicidad interior. Abel – ¿Y eso qué significa? Stella – Significa que no debes dejar cabos sueltos en tu vida, si resuelves todos tus asuntos pendientes, encontrarás la verdadera felicidad en tu corazón. Abel – Eso parece que lo sacaste de algún anime genérico. Stella – ¡Oye! No subestimes los animes genéricos, algunos tienen momentos memorables, por ejemplo, en My Dino Academia… Antes de que Stella compartiera su amplio conocimiento en dibujos japoneses, entra al salón lo que parece ser el profesor, un fósil pequeño que por lo que veo vestía una pijama y una bata de laboratorio. Procedo a tomar un asiento vacío que está cerca de Rosa y Stella. Dr. Fernsworth – Buenas noticias alumnos, el día de hoy vamos a embarcarnos en un tema que a mí me fascina mucho, “Las matemáticas de los campos cuánticos neutrinos”. Creo que acabó de inventar ese título. Dr. Fernsworth – Casi lo olvido, me comentaron que tenemos a un nuevo estudiante entre nosotros. ¿Otra vez? Me gustaría que dejarán de obligarme a presentarme con todo el mundo, es bastante incómodo. Dr. Fernsworth – Muy bien, el señor Mantell podría ponerse de pie y presentarse con el resto de la clase. Procedo a levantarme de mi silla y tratar de no decir alguna estupidez… de nuevo. Abel – Ho… hola a todos, mi nombre es Abel y hoy en mi primer de clases… y no sé qué más compartir con ustedes… Stella – ¿Por qué dejaste tu otra escuela? Carajo Stella, porque tienes que preguntar ese tipo de cosas. Abel – Simplemente busqué una escuela mejor, entre aquí por una recomendación familiar. Estudiante – De seguro estudiaba en el centro de Skin Row, todos los skinnies provienen de allí. Infeliz, lo peor de todo es que tiene algo de razón, mi antigua escuela estaba cerca de Skin Row. Dr. Fernsworth – Bueno, eso ya no importa, mejor toma asiento porque veo que no quieres hablas de más. Antes de tomar mi asiento, el Dr. Fernsworth exclama y llama mi atención. Dr. Fernsworth – Ah, casi lo olvido, en mi clase acostumbro a que los estudiantes se reúnan de a parejas. Abel – ¿Cómo dice? Dr. Fernsworth – Sí, como eres nuevo en la clase, tendré que buscarte a un compañero que este disponible. Volteo a ver a Rosa y a Stella que se encogen de hombros haciéndome saber que ellas están juntas en la clase. Dr. Fernsworth – Hace no mucho un alumno se retiró y dejó un puesto vacío, así que tienes que ocuparlo. El Dr. Fernsworth revisa una hoja de papel que tiene en la mesa. Dr. Fernsworth – Está bien, harás equipo con… Leonardo… Leonardo por favor alza la mano que no te veo. Observo alrededor del salón… el liopleurodon azul levantó la mano… maldita suerte la mía. Dr. Fernsworth – Muy bien Abel, por favor agarra tus cosas y dirígete al asiento que esta cerca de Leonardo para poder empezar la clase. Asiento con la cabeza al profesor, agarro mi mochila y me dirijo hacia el liopleurodon, tomó el asiento que se encuentra a la derecha y sin mas tomo siento. El Dr. Fernsworth prosigue con su clase con normalidad, pareciera que hablara en chino, no entendía nada… me fijo que los demás están utilizando un libro… maldita sea, acaso no podría tener peor suerte. Miro a Leonardo y le dirijo la palabra. Abel – O… oye Leonardo. Sin mover ni un solo músculo me mira y responde. Leonardo – ¿Sí? Abel – Me preguntaba si de casualidad tienes ese libro que están usando los demás, la verdad no me ha dado el tiempo para conseguir los míos. Él pone una mano en el puente de su hocico y lo rasca… ¿Esa es la expresión de estar pensando? Leonardo – No. Abel – No… lo tienes… Leonardo – No sé dónde está, creo que se lo vendí a Red… Abel – Oh, diablos… y ahora que hacemos. Leonardo – No lo sé, algo se te ocurrirá. Él solo se encoge de hombros y fija su mirada en el pizarrón con una cara inexpresiva… *Siseó* Parece que alguien me está llamando… es Stella, me fijo en ella y veo que me está extendiendo lo que parece ser su libro, ella baja la voz para que no la puedan oír. Stella – Abel, Leo, tomen mi libro, usaremos el de Rosa. Extiendo mi mano y tomó el libro de Stella y le agradezco con un pulgar arriba. Abro el libro y empiezo a buscar la página correspondiente al tema que el profesor está explicando, acercó el libro a Leonardo para él también pueda ver, él me mira y lanza un suspiro, se inclina un poco y se pone a leer el contenido del libro. La clase sigue su rumbo con normalidad, anoté todo lo que resultará útil para tenerlo en cuenta por si hubiera algún examen más adelante, me fijé que Leonardo ni siquiera tenía un cuaderno… creo que no le importa en lo más mínimo esta clase… Dr. Fernsworth – Está bien clase, eso fue todo por el día de hoy, utilizaría los veinte minutos que sobraron para reforzar el tema, pero… ya tengo puesta la pijama. El profesor procede a sentarse y luego de un par de minutos se queda dormido… Abel – Diablos creí que esta clase nunca acabaría… supongo que tendremos que hacer equipo a partir de ahora. Leonardo – Sí, eso parece. Abel – De todos modos, me llamo Abel, no tuve el tiempo para presentarme como es debido. Leonardo – Lo hiciste al principio de la clase. Abel – Qui… quiero decir presentarme como es debido contigo. Leonardo extiende su puño para que yo lo choque. Leonardo – Leonardo… pero llámame Leo. Abel – De acuerdo, Leo. Chocó mi puño con el de él y luego procede a mirar hacia el techo, inclinando su silla hacia atrás mientras cruza los brazos… de todos modos de donde viene ese olor… huele como ha quemado... Leo – Espero que no seas un grano en el culo como lo era mi anterior compañero. Abel – Co… ¿Cómo dices? No me dirige la palabra y solo se dedica a mirar al techo, miro al frente y veo que Stella y Rosa me están llamando, me paro de mi silla y me dirijo hacia ellas. Rosa – Hola mi niño, ¿Cómo te fue con Leo? Stella – Sí, cuéntanos. Abel – No hay mucho que decir, apenas cruzamos algunas palabras, es una persona bastante callada, solo me comentó algo relacionado con su antiguo compañero de ciencias. Stella – ¿Te hablo de Sage? Abel – No dijo su nombre, solo dijo que era una molestia. Rosa – Pobre Sage, era un buen chico, pero llegaba a ser algo irritante. Stella – Pensaba que era una chica… Rosa – Ya que lo mencionas… Ambas chicas se quedan pensando por unos momentos… acaso no pueden diferenciar a un hombre de una mujer… de todos modos. Abel – Casi lo olvido Stella… toma, aquí está el libro que nos prestaste. Stella – No hay de que, si lo necesitas de nuevo, no dudes en pedírmelo. Rosa – Cambiando de tema, Abel te quería hacer una pregunta… bueno, es más una invitación… Abel – Si claro, dime. Rosa – Sé que acabas de ingresar a esta escuela y pensé que sería una buena idea invitarte… a nuestro club… de jardinería, si no quieres está bien. Recordé que Naomi me había comentado que Rosa era la presidenta del club de jardinería, supongo que está buscando nuevos miembros, no estaría mal pasar un poco de mi tiempo al aire libre de vez en cuando, además siento que se lo debo a Rosa por lo de la clase de lenguaje. Abel – Sí, porque no. Stella suelta un chillido… Stella – ¡Qué felicidad, tenemos un nuevo miembro! Abel – ¿Espera, tú también estás en el club? Stella – ¡Sí! Además de ayudar a Rosa en las tareas de jardinería podemos discutir de tus animes favoritos, yo tengo un montón de recomendaciones que te podrían gustar… No sé si esto fue una buena idea… *Campanadas genéricas de escuela* Devuelvo la mirada en dónde estaba Leo y me percató que ya se había ido… debía tener mucha prisa, ya que no me fijé en qué momento se fue… Rosa – Ya es hora de irse, nos acompañas Abel. Abel – Me encantaría Rosa, pero debo ir a la biblioteca a reclamar los libros que me hacen falta. Stella – Pero yo te dije que te prestaba mi libro… Abel – Sí, pero no estamos juntos en todas las clases Stella. Stella – Uhhhh… Los tres salimos del salón dejando al fósil durmiendo sobre su asiento, acompañó a Rosa y Stella hasta la entrada principal y me despido de ellas… a pesar de todo lo que ha pasado… me siento bien… en realidad esto contentó. Me dirijo hacia la biblioteca y le pido a la encargada los libros que me hacen falta, luego de firmar algunos formularios al fin los obtengo, guardo los libros en mi mochila, salgo de la biblioteca y me dirijo a la parada de autobús más cercana para irme a casa. Solo tomo unos minutos a qué llegará el bus, me subo y me dirijo a casa, luego de media hora llego al conjunto de apartamentos que se encuentran en el centro de Volcadera Bluffs, uso el ascensor y llego al quinto piso, saco la llave de mi bolsillo y abro la puerta, entro al apartamento y una de las primeras cosas que hago es mandarle un mensaje desde mi celular a mi Má para saber cómo se encuentra. Abel – “Hola, Má cómo estás”. Má – “Bien, Abel, ¿Ya llegaste a casa?” Abel – “SI, acabo de llegar… ¿Vas a llegar temprano hoy?” Má – “Lo lamento, pero hoy voy a llegar tarde a casa de nuevo” Abel – “No te preocupes, prepararé algo para cenar, te dejaré algo preparado en el horno” Má – “Gracias cariño, pero no te preocupes, acabo de hacer un pedido, no tarda en llegar” Abel – “De acuerdo, no te sobre esfuerces mucho, ok”. Má – “Sabes que soy una roca, no te preocupes, descansa hijo” Abel – “Gracias Má, nos vemos mañana”. Má – ;) No puedo dejar de pensar en cuánto se está esforzando ella en estos últimos días, ya ni le da tiempo para llegar a dormir en su propia cama. Lo único que puedo hacer es poner de mi parte y tratar de pasar este año sin contratiempos. Me dirijo a la cocina para prepararme algo de cenar, me preparo macarrones con queso y proceso a comerlos, luego de una hora o dos me lanzó a mi cama y quedó postrado en ella, estoy demasiado cansado para hacer algo más… solo quiero dormir y descansar un poco…